Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Se ahogan en un vaso de agua. En conferencia de prensa, cada uno dejó en claro su receta de siempre: Castillo propone aplanar la pirámide salarial, mientras Oddone apunta a mejorar la recaudación impositiva. Es decir, igualar para abajo y exprimir más al contribuyente.
Lo llaman “justicia social”, pero no es más que el viejo truco del estatismo: intervenir para redistribuir ingresos por decreto y sostener un Estado que no se anima a recortar sus propios excesos.
“Aplanar la pirámide” significa castigar el mérito y la responsabilidad con correctivos diferenciados. Traducido: premiar la mediocridad, desincentivar la inversión y desalentar el trabajo formal.
“Mejorar la recaudación” no es otra cosa que aumentar la presión fiscal. En lugar de reducir el gasto político, buscan sacarle más al sector productivo. ¿Para qué? Para mantener sindicatos privilegiados, cargos de confianza y empresas públicas ineficientes.
Con cada punto extra de presión fiscal, Uruguay pierde competitividad, asfixia a sus emprendedores y condena a miles de trabajadores a la informalidad o al desempleo. No es justicia social: es miseria planificada.
Respiren y no se ahoguen en un vaso de agua: la solución pasa por liberar la producción, reducir impuestos, abrir mercados y alentar el trabajo y la inversión. Pasa por construir un Estado austero y eficiente, que viva con lo que tiene en lugar de inventar nuevos impuestos para sostener privilegios.
Mientras sigan ofreciendo más presión fiscal como única idea, no vamos a discutir cómo crecer, sino cómo repartir pobreza. Es momento de decirlo sin rodeos: la libertad económica no es el problema. Es la única solución para lograr una verdadera justicia social, basada en oportunidades reales y prosperidad para todos.