Email: ecos@elpais.com.uy Teléfono: 2908 0911 Correo: Zelmar Michelini 1287, CP.11100.

No vine aquí para morir

Compartir esta noticia

Kurt Hirsch | Montevideo
@|El ruego de un solicitante de asilo: arreglen el sistema uruguayo de apoyo.

Soy un solicitante de asilo judío y queer. Me fui de Estados Unidos porque no era seguro para personas como yo. No me arrepiento de haber venido a Uruguay. Me siento más seguro aquí. Estoy agradecido de estar aquí. Pero también estoy luchando mucho.

Vivo con discapacidades físicas y mentales, incluyendo dolor crónico y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Eso hace que sea muy difícil manejar la burocracia constante que se necesita para sobrevivir en este país. No puedo obtener una cédula sin prueba de vivienda estable, y no puedo conseguir vivienda estable sin una cédula. Pago un alquiler legal, mes a mes, pero eso no le basta al sistema. Estoy atrapado en un ciclo sin salida.

Paso hambre casi todos los días. Hay días en los que no tengo suficiente comida ni dinero para comprarla. El invierno ya llegó y estoy congelado en una habitación mal aislada. No puedo pagar calefacción. Ni siquiera tengo acceso a Wi-Fi, lo cual dificulta aún más el acceso a servicios o encontrar apoyo.

No puedo solicitar la Tarjeta Uruguay Social ni ingresar a una mutualista. Los sitios web que explican estos programas están solo en español. Estoy aprendiendo el idioma, pero aún no hablo fluido y no todas las personas inmigrantes llegan aquí hablando español. Eso no debería ser una barrera para sobrevivir.

No necesito lujos. Necesito ayuda. Debería haber trabajadores sociales para personas inmigrantes y solicitantes de asilo; personas reales que puedan guiarnos en el proceso, ayudarnos a solicitar asistencia, y asegurarse de que no quedemos abandonados por el sistema.

Uruguay es conocido por su solidaridad. Honremos esa reputación. Creamos sistemas que no castiguen a quienes somos pobres, discapacitados o que aún no dominamos el idioma. No nos dejen con hambre, temblando de frío y aislados.

Hace poco publiqué una carta en El País que denunciaba los relatos peligrosos que ponen en riesgo a personas como yo. Alzo la voz otra vez; ahora porque quedarme callado no me va a salvar. No nos ignoren. No vine aquí para morir. Vine aquí para vivir.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar