Juan Sebastián Aramburu | Medellín - Colombia
@|Visité la semana pasada la ciudad de Montevideo en ocasión de un importante Congreso relacionado con mi quehacer profesional. Siento como mi obligación poner en conocimiento de la numerosa ciudadanía que se informa a través de El País, y por su distinguido intermedio, de la extraordinaria impresión que me llevé de la ciudad y del Uruguay.
Durante mi estadía tuve la certeza de estar en un lugar hermoso, agradable y seguro en el que fui genuinamente bienvenido, en los taxis, sistema de ómnibus, comercios y en las calles en general, descubrí el talante discreto, pero ciertamente amable y educado de los uruguayos.
Es seguro que los lectores tendrán sus propias percepciones del país y se dolerán de los varios aspectos que genuinamente les ofrecen preocupación (¿en qué lugar no los hay?), y en la cotidianeidad pasen por alto que Uruguay es un paraíso y sus habitantes son maravillosos, por lo que tal vez precisen la voz de un extranjero, aunque sea la de un anónimo visitante, que se los recuerde.
La primera vez que visité Uruguay hace unos años me agradó y mucho; pero esta segunda vez me agradó aún más.