Rodolfo Rodríguez | Montevideo
@|Cada vez que llega la fecha del 25 de Agosto, se producen, en nuestro país, celebraciones y debates de cuándo fue la fecha real de su independencia y también sigue siendo muy controvertida la forma en que la misma se produjo.
Hay muchas personas que afirman que este territorio no se declaró independiente sino que lo declararon independiente, aun en contra de la voluntad de muchos de sus habitantes, entre ellos el propio José Artigas, que al ver que el giro que tomaban los acontecimientos era muy diferente al que él había imaginado se autoexilió en Paraguay y nunca más quiso volver.
Casi todos los países (unos más y otros menos) han apelado en sus orígenes más a cuestiones emocionales que a hechos objetivos de su propia historia, para fundamentar y fortalecer su razón de ser como nación independiente.
En el Uruguay, no fue diferente. Gran parte de los historiadores dejaron de lado un principio básico de la Historia que, como una ciencia social, debe despojarse de todo sesgo previo que lo dirija a resaltar en su investigación (consciente o inconscientemente) solo los hechos históricos que confirmen su previa toma de posición.
Es claro que Artigas nunca propuso (sino que rechazó) la independencia de la Provincia Oriental. Su meta siempre fue la unión federal con las Provincias Unidas. Pero una pléyade de intelectuales e historiadores abonó la peregrina tesis de crear la mitología artiguista como padre fundador de la nueva patria independiente. Así, su figura fue exaltada, como el héroe clarividente e inmaculado que todo lo sabía y todo lo podía.
El mito fue creciendo hasta el punto que hoy el artiguismo es el referente e ideal moral de todo el espectro político uruguayo (de izquierda, de centro, de derecha y hasta los ultras de ambos lados) e incluso creyentes y no creyentes que dicen abrevar en él.
Vázquez Franco señala que ante la falta de una religión común, como un factor de unificación nacional, “el artiguismo” en tanto religión nacional, es a los uruguayos lo que el anglicanismo es a los ingleses”.
En una escala menor, la mitología de los indios charrúas también cumple una función similar a la artiguista. En el mito charrúa también se encuentra una visión idílica de los antepasados que proyectan su heroicidad sobre las generaciones futuras. Una raza heroica que transmitió garra y fuerza a los habitantes de este país. Y todo el mundo lo repite con una cierta complicidad. Como que es una historia muy bonita, aunque muy poco realista. Aunque, como la otra, ya está instalada en el imaginario colectivo y es difícil de cambiar.