@|Argentina, Brasil y Uruguay, contagio delictivo por proximidad.
Nuestros países, en el proceso de administraciones progresistas en el inicio de su actividad generaron expectativas esperanzadoras. Pero en el transcurso de sus respectivas gestiones fueron demostrando desapego por la ética, moral y buenas costumbres.
Las implicancias comprometieron a Lula, Cristina Kirchner, Raúl Sendic; presidentes los dos primeros, vicepresidente el último. Gran cantidad de la clase política y empresarios en Brasil y Argentina y en pleno desarrollo de investigación en Uruguay, con denuncias in crescendo.
Lula, Kirchner y Vázquez expusieron una primer etapa de buenos resultados en los respectivos países.
Al observar que la economía evolucionaba favorablemente, emergieron intereses espurios que comenzaban a comprometer las economías. Y la proximidad siendo territorios hermanados por nuestros ríos y frontera seca , como las enfermedades contagiosas, se generó un vínculo, llamados estados delictuales, con diversidad de proyectos anti naciones.
Petroleras de los tres países involucradas en actos de corrupción monstruosas: Brasil (Petrobras), Uruguay (Ancap), en Argentina un importante operador, Cristóbal López, no volcaba los impuestos de importante empresa petrolera.
El delito seguía creciendo a nivel de autoridades de los respectivos países y tomaron como objetivo la obra pública desarrollando una ingeniería delictual de sobreprecios, coimas, lavado de dinero afectando la economía.
Los gobiernos progresistas mencionados y sus presidentes Néstor Kirchner, Cristina Kirchner, Ignacio Lula Da Silva, Dilma Rousseff, José Mujica y Tabaré Vázquez, desde el ejercicio del poder han sido incapaces de dignificar el ejercicio de la política denunciando a quienes dentro de sus gobiernos carecieron de la honestidad, ética y moral que exige la función pública.
Agravada la situación de Lula da Silva, Cristina Kirchner encontrándose involucrados por actos de corrupción en sus países.
En Uruguay, los presidentes Vázquez y Mujica no están en tela de juicio por su actuación personal. Pero el progresismo en el Mercosur ya no se refiere al crecimiento de los países, sino a actividades delictuales de parte de su clase política.