Enrique Sayagués Areco | Montevideo
@|Y la quema de palmeras.
Deseo informar sobre una posible solución mitigadora para el horrendo problema del picudo rojo. Ignoro si esto que voy a relatar pueda servir para el picudo rojo en Rocha. Pero lo vi en funcionamiento en algún otro lugar de este mundo y puedo asegurar que es útil.
Del picudo rojo solamente conozco lo que he leído en la prensa y he visto en algunos videos de YouTube. Ignoro si aquella experiencia que vi en algún país africano hace más de cuarenta años pueda replicarse hoy y acá. Pero no es mala cosa recordarla. No recuerdo bien qué insecto era el causante del problema. Uno u otro, puede ser lo mismo. Ni siquiera recuerdo bien qué árboles afectaba. Pero el problema era similar: ese insecto avanzaba aniquilando dos especies arbóreas y amenazaba una extensa área protegida.
Lo que se hacía era esperar el invierno. Época en que el insecto entraba en cierto reposo. Y quedaba alojado en los árboles ya afectados (no sé si eso sucede con el picudo rojo). Aprovechando esa situación, había cuadrillas por toda una franja de veinte kilómetros alrededor del área protegida. Y salían a quemar los árboles afectados. Sin piedad. Porque sabían que, aún cuando la afectación ya iniciada fuera incipiente, el árbol estaba condenado. Porque el tratamiento químico existente era demasiado costoso. Tal como sucede en Uruguay. Los rociaban con gasoil y los incendiaban. Con eso, mataban enorme cantidad de aquellos insectos. Ignoro si lo mismo sucedería con nuestras palmeras. Pero no sería mala cosa probarlo.
Este método no eliminaba totalmente el insecto. Sea porque no todos morían en la quema, sea porque no se lograba quemar todas las palmeras afectadas. Pero reducía el peligro en gran forma; permitiendo que se utilizaran luego los otros tipos de cura más costosos. Ya que, al ser mucho menor el número de atacantes, el costo se hacía accesible. Con ese método, repito, no se había logrado exterminar totalmente la plaga. Algo muy difícil con las especies invasoras: cuantas menos quedan, más difícil y costoso es acceder a ellas. Pero se reducía mucho el problema. Y se protegió eficazmente el área protegida.
Tal vez se pueda ensayar el método en Rocha. El picudo rojo ya ha ingresado al departamento. En la ruta nueva, en cercanía del arroyo Garzón, hay unas cuantas palmeras butiá que han muerto recientemente. Parece que la causa ha sido el picudo rojo. Aunque no puedo asegurarlo.
Si recurro a la prensa es porque mi larga experiencia en esos temas me indica que es muy dudoso recurrir a la burocracia estatal donde prevalece la desidia, el desinterés y la inoperancia. El triste caso de la rana toro no es el único que puedo relatar. Y, todavía, sé de algunas empresas (no todas) que se dedican a la cura de las palmeras, que no ven con buenos ojos que se intenten procedimientos como el que expongo. Y salen de inmediato a cuestionarlo. Algún interés tendrán en hacerlo.
Si dio buenos resultados en África, tal vez pueda repetirlos en Rocha. Sería deseable.