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El héroe olvidado

El Ciudadano | Montevideo
@|Gonzalo Moratorio: cuando el país abandona a sus héroes.

Gonzalo Moratorio no es un nombre más en la ciencia uruguaya, es el virólogo que, desde el Institut Pasteur de Montevideo, lideró el desarrollo de pruebas de diagnóstico rápido para el COVID-19, permitiendo que Uruguay enfrentara la pandemia con inteligencia y eficacia.

Fue reconocido por la revista Nature como uno de los diez científicos más importantes del mundo en 2020, el único latinoamericano en esa lista; su trabajo salvó vidas, protegió al país y elevó el prestigio nacional en el escenario internacional; hoy, ese mismo país lo deja solo frente a un tumor cerebral agresivo, obligándolo a recurrir a colectas ciudadanas para costear su tratamiento en el exterior.

¿Dónde está el Estado cuando un héroe cae?

¿Dónde están los millones que se destinan, sin pudor, a comprar estancias con fines opacos, a financiar festivales de artistas afines, o a abastecer oficinas públicas con café gourmet mientras se pide prestado para cubrir el presupuesto?

¿Dónde está el sentido común, la ética del gasto, la mínima decencia institucional?

El caso Moratorio es más que una negligencia, es una traición, una traición al mérito, a la ciencia, a la ciudadanía que aún cree en el valor del esfuerzo y la inteligencia.

Mientras se dilapidan recursos en gestos estéticos y favores políticos, se abandona a quien encarna lo mejor de nuestra capacidad nacional, no hay excusa posible, no hay argumento técnico ni burocrático que justifique este abandono.

El sistema político uruguayo, en su conjunto, ha demostrado que puede movilizarse para proteger privilegios, pero no para honrar a quienes nos honran; ha perdido el pudor, ha perdido el alma y si no reacciona perderá también el respeto de quienes aún creen que la República puede ser algo más que una fachada.

Gonzalo Moratorio no pidió homenajes, pidió ayuda para seguir viviendo y el Estado, que debería estar a su lado, eligió mirar hacia otro lado.

Que esta carta sea un llamado, un grito, una exigencia, porque si dejamos caer a nuestros mejores; ¿qué nos queda?

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