Dra. Diva E. Puig | Montevideo
@|El mundo está haciendo esfuerzos para lograr la debida inclusión de su población, sin exclusiones por motivos de raza, religión, discapacidad u otros.
Algo loable, ya que todos debemos tener los mismos derechos y por ello se deben evitar obstáculos que impidan que ello sea posible.
En Uruguay, se puede hablar de las rampas que facilitan la circulación de personas en silla de ruedas, por ejemplo. A contrario sensu, se debe señalar el pésimo estado de las veredas que las hacen intransitables por personas ciegas y también por otras con dificultades motrices y es un deber de las autoridades correspondientes arreglarlas.
Pero hay otro tema muy importante que no está siendo tomado en consideración y es muy común. Me refiero a que la mayoría de los tantos edificios que se están construyendo en la actualidad sean de muy pequeñas dimensiones y con puertas muy angostas, al igual que ascensores.
Esto debe ser regulado en forma urgente ya que las puertas de todos los edificios deben necesariamente tener las dimensiones que permitan el paso de una silla de ruedas, ya sea para que la persona que allí viva y la necesite pueda desplazarse por todos los ambientes de su domicilio como para poder trasladarse al exterior de su unidad.
Y los ascensores deben obligatoriamente tener las dimensiones que hagan viable que se pueda trasladar a un paciente en camilla y, en aquellos casos de fallecidos, que sea posible trasladar el féretro en los mismos.
Es denigrante ver féretros bajados por fuera del edificio.
Son situaciones que deben merecer la mayor urgencia en ser solucionadas porque todos los habitantes tenemos que tener acceso a los mismos derechos.