La inseguridad fue el tema que encabezó las preocupaciones de los uruguayos durante una década, desde 2010 a 2020, según un estudio publicado el mes pasado por la consultora Cifra.
Y no es solo una sensación térmica: en el correr de los últimos 12 meses el 7% de los hogares sufrió un robo; en el 18% de los hogares alguno de sus miembros fue víctima de un delito en la calle, en un ómnibus, en un auto, o en otro lugar; y de estos últimos la mitad fueron con violencia y los lastimaron. El “índice de victimización” que es la proporción de hogares que padeció algún tipo de asalto en los últimos doce meses (en la casa, o fuera de ella), llegó al 32%. Esta misma cifra es del 39% para Montevideo.
Una de las primeras respuestas que los gobiernos suelen tener es aumentar el número de efectivos policiales en las calles. Sin embargo, un estudio publicado recientemente del economista uruguayo Emiliano Tealde, especialista en Economía del crimen, demuestra que más que una reducción, lo que se suele conseguir con esta política es un desplazamiento del crimen. Aunque el benefi- cio de esta medida es discutible, lo que es seguro es que el costo es muy alto, entre otras cosas, por ser intensiva en mano de obra.
Otra medida que suele estar sobre la mesa es el aumento de penas. Según el economista, es poco efectiva: como ejemplo, los homicidas no cambian su actitud porque la pena por asesinato pase de 30 años a cadena perpetua.
Lo que se logra es aumentar la población carcelaria y generar el efecto contrario: la sobrepoblación carcelaria es un factor importante para el desarrollo del crimen organizado.
Tealde sugiere entender cómo factores ambientales impactan la conducta criminal y así realizar intervenciones menores con efectos importantes. A lo largo del día la actividad criminal presenta un patrón bien marcado: se registran tasas bajas en las primeras horas de la mañana, aumentando progresivamente hasta el pico sobre el final de la tarde cuando hay más gente en la calle, además de la poca luz que hace más difícil identificar a los criminales. Pero cae drásticamente si en las horas del final de la tarde hay más luz natural.
De hecho, una medida que ha sido tremendamente efectiva en combatir la criminalidad, aunque no buscara hacerlo, es el horario de verano, logrando hacer caer principalmente el crimen contra la propiedad. De la misma manera, mejorar el alumbrado público en las calles reduce drásticamente el crimen durante las horas de la noche.
La temperatura reinante es otro factor relevante. Estudios previos en psicología vieron que las altas temperaturas generan comportamientos agresivos en las personas, entre ellos los delitos violentos. En el caso de Uruguay, Tealde muestra que, en los días más cálidos, aumentan de manera marcada los casos de violencia doméstica.
También aumentan los hurtos y rapiñas, especialmente contra peatones. En este caso, el aumento se debe a que los días cálidos promueven la actividad al aire libre, lo que facilita encontrar una víctima.
Estudios de este tipo logran demostrar cómo la conducta criminal se puede controlar y no necesariamente pasa por asignar más presupuesto, sino por asignarlo mejor.