¿Qué ocurrió en Chile?

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CARLOS ALBERTO MONTANER
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Se llegó a hablar de un “modelo”. Chile fue algo muy positivo que le sucedió a América Latina durante un buen número de años.

Desde los años ochenta del siglo pasado, hasta el 18 de octubre de 2019, transcurrieron 35 o 40 años en los que, aparentemente, se había dado fin a la fatigosa discusión de si se dependía del Estado para alcanzar el desarrollo, o si bastaba con mantener el foco en la sociedad civil, en el Mercado y en la globalización para lograr el ansiado despegue.

Afortunadamente, los presidentes de la Concertación (Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet 1 y 2), más Piñera 1 y 2 se mantuvieron dentro de parámetros aceptables para las recomendaciones de los Chicago boys. En ese periodo, la pobreza cayó desde el 45% hasta apenas el 8%, incluida la “pobreza extrema o abyecta”, que casi desapareció. La esperanza de vida subió 10 años: de 69 a 79, alcanzando un nivel del “Primer Mundo’. Los niveles sociales medios, pasaron del 23.7% al 64.3%. Íbamos por el buen camino.

Mientras ocurría esa trasformación radical de Chile, el Coeficiente Gini se reducía dramáticamente y se pasaba de 55 a 47. Un punto menos que Estados Unidos. Es sabido que en la medida que una sociedad distribuye mejor sus ingresos el Coeficiente Gini tiende a bajar a cero. Los datos son muy fiables.

Con esa información no había la menor duda de que la “pelea” la habían ganado, la propiedad privada, el mercado y la globalización. No obstante, el 18 de octubre del 2019 se produjo el ‘estallido social’. Ese día, fue la hecatombe. Sea una conspiración internacional, o sucesos inconexos sin una mano negra detrás, el resultado está ahí y se llama Gabriel Boric. Encarna la venganza del Estado. Va a freír a impuestos a los chilenos y regresará triunfante con el “modelo” mercantilista de siempre: más burocracia, más prohibiciones y, más Estado.

Ese modelo conlleva un juicio moral sobre los emprendedores: enriquecerse es feo y es malo, porque la riqueza no se expande. Ni siquiera vale el ejemplo chino. Invariablemente, el peso “extra” que nos llevamos a la cuenta de banco, se lo hemos “robado” a alguien. ¿No decía Proudhon que toda propiedad es un robo?

La elección de Boric trajo la caída de la Bolsa. No habrá inversiones significativas en el país. No se crearán puestos de trabajo, salvo los que se funden en el sector público.

¿Cómo se puede predecir esta mala noticia? Por la tradición y, en el caso de Chile, por la similitud que existe con el Perú de Pedro Castillo, otro caballero electo que resalta las virtudes del mercantilismo, y Gabriel Boric. De acuerdo con una encuesta de Ipsos, el 76% de los peruanos no invertirían en su país.

Obviamente, Perú se está preparando para la “vacancia presidencial”, un rejuego parlamentario para destituir al presidente, algo que ha sucedido varias veces en el pasado. Chile carece de esas prerrogativas parlamentarias, pero es muy difícil gobernar con las encuestas en contra y sin unas claras mayorías en el Parlamento.

Tal vez sea hora de desempolvar la propuesta del Dr. Juan Linz, profesor de Yale, muerto en 2013, de crear en América Hispana un sistema parlamentario clásico en el que se elijan o reelijan los “Primer Ministro” sin tanta alharaca. Algo hay que hacer para quitarse de encima tanto “cantamañanas”.

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