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Primero fue el puerto

En su clásico libro publicado en 1965, Reyes Abadie, Bruschera y Melogno, enumeraron tres variables fundamentales en la ecuación histórica de la Banda Oriental: pradera, frontera y puerto. Años después Reyes Abadie y Vázquez Romero retornaron a esa idea en su “Crónica General del Uruguay”. En esta obra opinaron que la “ciudadela militar, por lo tanto, se convirtió en ciudad puerto” en “cuya dimensión habría de señorear el destino de la Banda Oriental”. Dos de ellas, la pradera y el puerto, eran hijas de la naturaleza; la tercera, la frontera, fue “hija del tiempo y del drama de los hombres”. Para estos autores, “la frontera habría de ser, sin embargo, la condicionante decisiva en la conformación de la vida y de las mentalidades constitutivas de nuestra comunidad”. Es una visión compartida por otros autores.

Pero no es la única perspectiva posible. Los estudios sobre el puerto de Montevideo, por ejemplo, los de Fernández Saldaña (en la década de 1930), y Ariel Bentancur, sugieren otra secuencia de factores que impulsaron el desarrollo de la Banda Oriental. Esta visión es confirmada por estudios cuantitativos más recientes que nos permiten dar su debido peso a la actividad portuaria de San Felipe de Montevideo, a partir de la década de 1760. Desde este punto de vista parecería razonable reemplazar la secuencia propuesta por aquellos autores y proponer, en cambio, primero el puerto, luego pradera y la nación. La Banda Oriental se cristalizó en un Estado independiente como resultado de la acción y presencia de su puerto. También es cierto que el desarrollo de este último dependió de su integración en el amplio espacio económico del Virreinato del Río de la Plata.

Una recopilación de datos que aporta a esa interpretación es el referente a las exportaciones de cueros. La principal carga embarcada en Montevideo por mucho tiempo. Para tener una idea, en 1768 (a poco de comenzar el servicio del Correo Marítimo con La Coruña) en Montevideo se embarcaron 5.197 cueros, en 1780 se embarcaron 197.231 cueros, en 1805 fueron 458.915 cueros y en 1810, fueron 554.986 cueros. En cuatro décadas las exportaciones de cueros se multiplicaron por cien. Aunque es cierto que buena parte de esa carga consistía en cueros traídos de Buenos Aires para ser embarcados en los buques transatlánticos que fondeaban en Montevideo, ese incremento también se debió al desarrollo económico de la Banda Oriental.

Otra información es la referente a la trata de esclavos. En 1780 se desembarcaron en Montevideo 64 esclavos. Dos décadas después, se desembarcaron 4.054 esclavos en 1805 y 3.579 en 1806. Estos últimos fueron los años de auge de la trata. Montevideo actuaba como un puerto recibía los buques que llegaban desde el Brasil o la costa africana (por ejemplo, Angola y Mozambique). Solamente una pequeña porción de los esclavos permaneció en Montevideo. La mayoría era conducida en las lanchas del tráfico del río, a Buenos Aires. Desde allí una gran proporción era reenviada al interior del Virreinato, Chile e, incluso, el Perú.

Esa información demuestra el auge de la actividad portuaria de San Felipe en las últimas décadas del período español. Una actividad que impulsó el desarrollo de la ganadería en la Banda Oriental y, llegado el momento, contribuyó a la creación del Estado independiente.

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