Y al que le quepa el sayo, que lo utilice… Se suceden dos relatos antagónicos en nuestra actividad política, cada parte arriando agua para su molino.
Es sintomático y es duradero, además.
Cabe incluso la pregunta: a la actual oposición o la que competa en el momento que sea… ¿le convendrá que el oficialismo de turno, desarrolle un buen gobierno? Le convendrá que la inflación quede compactada en un número seductor, que otorgue confianza? Le convendrá que el dólar se compadezca con sus fundamentos y no se constituya en una moneda errática? Le convendrá que haya menos desempleo y que campee la formalidad en vez de los obreros informales? Le convendrá que los estudiantes terminen como se debe la etapa liceal y luego ingresen a una Universidad, a la UTU o alguna herramienta escolar por el estilo? Querrán que los jubilados cobren una cifra digna? O que los asentamientos disminuyan y la vivienda que hoy es un grave problema, comience a consolidarse? Preferirá la oposición una buena inserción internacional, para que nuestros bienes y servicios, se exporten a muchos más mercados y competitivamente en forma razonable?
Y podríamos continuar con aspectos que hacen a una función de gobierno.
Porque si este gobierno o el que corresponda, tiene una buena actuación, por ejemplo, disminuye la pobreza en cifras considerables y la seguridad ya no será un problema medular (que hoy vaya que lo es), y son contemplados los ítems sugeridos al inicio, donde venga un sucesor responsable y con un buen discurso, tal vez sea reelecto.
Entonces cómo discernir la actividad política? Seguramente esto que narro que no tiene nada de original, suceda en otros tantos países y la empecinada “lucha” por acceder al gobierno, sea solamente eso..., gobernar. Tener poder, mandar. La pregunta que corresponde, sería: para qué gobernar? Qué objetivos se pretenden? Está verdaderamente en el norte de los partidos políticos, el bienestar del ciudadano, en términos generales?
Porque la pobreza, en una definición tradicional de la economía y de otras ciencias sociales, refiere al infraconsumo, la desnutrición, precarias condiciones de habitabilidad, bajos niveles educacionales, malas condiciones sanitarias, una inserción inestable y/o en estratos primitivos del aparato productivo. A ello se le podría sumar, una actitud desalentadora ante la vida, no se formalice una integración social y además una escala muy particular de valores, diferenciada ciertamente del resto de la sociedad.
Por supuesto que el gobierno tiene que velar por la “salud del ciudadano, contribuyente o no contribuyente. Y en ese sentido se materializan palabras que el hombre de la calle y no pretendo ser peyorativo, muchas veces no entiende.
La economía es la ciencia social que estudia el problema que enfrentan las sociedades, al tener que asignar recursos limitados para satisfacer fines múltiples. Son decisiones que toman las personas cuando viven en sociedad.
Pero sucede que las necesidades son infinitas y las posibilidades de la gente de saciar aquellas, son finitas. Por eso se habla de “la escasez relativa de los recursos”. Y el proyecto de ley que contiene el Presupuesto, presentado el último día de agosto, refleja lo que sucede.
Y en lo personal, no solamente creo en la idoneidad del Ministro de Economía, sino me consta que es un hombre de buena fe, atributo insustituible. Y con eso alcanza?? Otra cosa será el disenso que se podrá tener con disposiciones o propuestas de la citada cartera.
Un aspecto que define a una sociedad, es su capital humano. Es decir, el conjunto de conocimientos, habilidades que posean las personas y que resulten relevantes para las actividades productivas. En buen romance, tiene que ver con el conjunto de destrezas que las personas pueden aplicar en la producción.
Y de allí surge un dato sintomático. América Latina y el Caribe son de las peores regiones en el mundo, en lo que atañe a la productividad. Y si Ud. no quiere sopa, le doy dos platos…, días pasados el secretario general de la Presidencia, manifestó en la Rural del Prado, que nuestra productividad se mantiene estable, en un guarismo bajo y consecuentemente, no crece.
Lo narrado es una muy breve síntesis de tantos y tantos temas que merecen la reflexión para que una sociedad viva con dignidad.
Entonces y yendo al cerno de la prosa, en vez de hacer leña del árbol presuntamente caído, si no comenzamos a actuar de consuno para que la gente viva con cierto decoro, seguiremos inmersos en esta encrucijada que por momentos nos embelesa, cuando veamos en el próximo enero, por ejemplo, las playas de Punta del Este en su mayor plenitud. Pero esa no es la realidad del país.