JUAN MARTÍN POSADAS
Existen realidades que rompen los ojos, que son evidentes -casi diría estridentes- pero que mucha gente se resiste a ver porque van contra la llamada sabiduría convencional. Los uruguayos -sobre todo los montevideanos- están al corriente del larguísimo conflicto en que están trenzados Adeom y la Intendencia de Montevideo. La opinión general es que se trata de un abuso de parte de trabajadores bien pagos y poco exigidos, los cuales, después de haber cobrado por vía judicial unos 38 millones de dólares siguen pidiendo más. Pero no son los detalles de este conflicto gremial lo que quiero desarrollar aquí sino su utilidad para reflexionar sobre algo más general. Podría haber elegido, con el mismo fin, al gremio de los maestros.
La mayoría de los uruguayos tiene un concepto positivo de los gremios, de la actividad sindical y del Pit-Cnt. Lo dicen todas las encuestas. Supongo que eso obedece a dos causas. Por un lado, lo que podríamos llamar la sabiduría convencional y, por el otro, el temor al qué dirán. La primera dice que en los diferendos entre patrones y trabajadores generalmente la parte más débil y que lleva las de perder es el trabajador y la parte más fuerte es el patrón. Por el otro lado, el uruguayo medio teme quedar en público del lado del poderoso y enfrentado al débil (en público).
Las generalidades son muy bonitas; el problema se plantea cuando ellas no tienen nada que ver con la realidad y este es el caso. Para desmistificar una de las mentiras con que se alimenta el montevideano medio voy a apelar a dos figuras; de ellas se podrá decir cualquier cosa menos que no son de izquierda (y, por tanto, que no estén del lado del trabajador y del sindicato). Eleuterio Fernández Huidobro ha dicho a quien lo quiera oír que los dirigentes de Adeom son una vergüenza, que esta huelga es criminal y que sólo quieren ganar más y trabajar menos. José Mujica agregó que son unos egoístas y que están socavando la performance electoral del Frente Amplio.
Lo que quiero subrayar es que muchos montevideanos piensan lo mismo pero no se atreven a decirlo. Algunos, aún con la evidencia delante, no se atreven ni siquiera a pensarlo, tan sometidos están al estereotipo de que los gremios son buenos, sus reclamos siempre atendibles y que sólo se enfrentan a ellos los conservadores más retrógrados.
Esta huelga de los municipales es una vergüenza. De acuerdo. Pero mayor vergüenza me parece el sometimiento mental de los uruguayos que no se animan a enfrentar la realidad y llamar a las cosas por su nombre. Buena parte de las dirigencias sindicales de hoy está compuesta por personas de visión estrecha, egoístas, que manejan los conflictos obreros según convenga al juego interno de poder en cada gremio.
Keynes escribió (hace tiempo: 1926), que la república de sus sueños se situaba en la izquierda pero que no podía adherir al Partido Laborista por tres razones, siendo la primera "the trade unionists, once the oppressed, now the tyrants"; los sindicalistas, otrora los oprimidos, ahora los tiranos (Essays in Persuasion, Liberalism and Labour; pág. 341).
No hay que generalizar: hay que analizar. Es verdad. Pero he traído a colación la huelga de Adeom y las opiniones de los dos dirigentes frentistas con el propósito de demostrar en qué grado muchos montevideanos se refugian en una falsa sabiduría convencional, sometidos a clichés, asustados de verdades evidentes, temerosos de pensar con su propia cabeza, buscando siempre el refugio de lo políticamente correcto.