Desembarcaron hace dos décadas en la Cuenca de Casavalle y desde entonces están librando una tenaz batalla contra la pobreza y el analfabetismo. Y lo que es tan importante como lo anterior trabajan para darle herramientas que permiten cortar el círculo perverso de la marginación.
Me refiero al Liceo Jubilar que, desde el 2002, realiza un trabajo extraordinario en una de las zonas más olvidadas y conflictivas de Montevideo. Son más de 3.500 manzanas recorridas por las avenidas Instrucciones, Belloni, General Flores y Batlle y Ordóñez en las que viven unos ochenta y cinco mil uruguayos; un porcentaje muy elevado de ellos en situación crítica. Los índices delictivos en la zona son muy altos y abundan los problemas que conlleva la marginalidad. Durante mucho tiempo el barrio fue tierra de nadie, el propio Estado no cumplía con sus funciones básicas.
La situación comenzó a cambiar hace un par de décadas con el desembarco del Jubilar, el primer liceo gratuito de gestión privada que abrió en la zona. Luego le siguieron otras instituciones como el liceo Impulso. En la zona ya existían institutos como el Centro Providencia, la Fundación Sophia y la obra Banneux, entre otras, enfocadas a la infancia y a la educación Primaria. La mayoría de estos centros educativos siguen los preceptos de la Iglesia Católica.
Todo ellos se financian, en buena medida, con fondos que aportan empresas privadas, que hacen uso de la ley denominada de beneficios fiscales. La norma permite a los donantes exonerar impuestos con sus contribuciones. El modelo de estas instituciones fue cuestionado durante las administraciones del FA, pero aun así lograron llevar adelante sus proyectos. Resulta imposible desconocer el trabajo social y los resultados que logran con los alumnos y sus familias.
Hoy el Liceo Jubilar tiene cuatrocientos alumnos. Son jóvenes que cursan el Ciclo Básico, otros son asistidos por programas de apoyo al bachillerato y está también el Liceo de adultos. Anualmente ingresan algo más de sesenta nuevos estudiantes y tienen una lista de espera de 250 postulantes. Allí trabajan setenta personas, entre docentes, educadores, psicólogos, técnicos y personal administrativo. Su presupuesto se integra en un 37 por ciento con las contribuciones que hacen las empresas amparadas por la ley mencionada, un 39 por ciento con donaciones de particulares y empresas fuera de la citada norma, un 11 por ciento por aportes que realiza el INAU, un 5 % por actividades que realiza la institución, un 5 % de donaciones en especies y un 2 % con aporte de las familias.
Los recursos son siempre acotados y, cada vez, resulta menor el monto que llega de las empresas que se amparan en la ley de beneficios fiscales. La cifra la establece el Ministerio de Economía(MEF) y esta no se ha actualizado desde 2020. El año pasado se solicitó un incremento del cupo y el MEF lo negó. Es cierto son más las instituciones que recurren a la ley de beneficios fiscales. En otras palabra los comensales han aumentado pero la torta es la misma.
Desde su creación han egresado del Jubilar más de mil cien alumnos del Ciclo Básico y ochocientos adultos que terminaron el Liceo. Es muy probable que el presente y el futuro de estas personas sea mucho mejor luego de haber recibido una buena educación.