Enrique Beltran
Tenemos el gobierno pero no el poder". La frase ha sido casi una muletilla en el decir de algunas figuras del oficialismo. Persigue con ello dos finalidades: poner a cuenta de la distancia entre una cosa y la otra, el por qué de sus muchos desaciertos, y al mismo tiempo, más escondido, se recuerdan a los suyos, que persisten en las viejas metas marxistas. Que esa idea obsesiva no ha dormido, nos la reitera "Últimas Noticias" cuando el PIT-CNT en el marco del Encuentro Nacional de Desarrollo Productivo señaló que hay "un bloque de poder" que no permite la profundización de los cambios en el país. Está integrado por "los ámbitos de las altas finanzas, el comercio exterior, las cámaras empresariales dominadas por el sector oligárquico, la alta burocracia del Estado, los mandos de las Fuerzas Armadas y los medios de comunicación; radio, televisión y prensa escrita. "He ahí reflejada una mentalidad, que más allá del cuidado que ha tenido para no evidenciar todos sus propósitos, a fin de soslayar airadas resistencias, se les escapa a algunos en tiempos electorales, y asoma así, en toda su dimensión. Aparece, entonces, aunque no se lo proclame, su rechazo a la libertad.
¿De qué otra manera podría explicarse que se clame por el Poder cuando no ha habido gobierno nuestro, que en democracia, lo haya tenido más, que el que asumió el l° de marzo de 2005? Como un ligero brochazo, y solo con mi memoria, puedo recordarles que el partido de gobierno tiene; el Poder Ejecutivo en su totalidad con todos sus ministerios, todos los directorios de los Entes Autónomos, Servicios Descentralizados, Servicios Desconcentrados, sin la presencia de minoría alguna y sin que le lleven apunte jamás, a las reiteradas observaciones del Tribunal de Cuentas. Tiene además el dominio de la educación en todos sus niveles, con muy contadas excepciones; la mayoría absoluta de las dos Cámaras, mayorías que actúan regimentadas; todas las jerarquías administrativas de los distintos servicios públicos. Marginaron a quienes no eran de sus filas, y un aluvión inagotable de nuevos nombramientos, fue desbordando las distintas reparticiones públicas para ver de convertirlas en sucursales partidarias. Ya nos habían dado un anticipo de esa voracidad, que es tanto exclusivismo como fuga de contralores, cuando llegaron a la Intendencia capitalina. En cierto sentido aquel primer escudo con el que sustituían el histórico traducía esa realidad con la leyenda que acompañaba su diseño cuando rezaba "Mi casa". Sí, era propia. Del Frente, no de los ciudadanos. Travesura del subconsciente, sólo años después fue corregida la indiscreta leyenda.
Vuelvo pues a insistir: ¿qué nos quieren decir cuando desde el gobierno con más poder que ninguno en nuestra democracia, le falta llegar al Poder? Que este de ahora, ungido en elecciones libres, de pluralismo político, de ejercicio de la crítica, de renovación periódica de los gobiernos por el voto popular, de la justicia independiente, de las demás libertades reconocidas por la Constitución, de poco vale si desde allí no se van montando las piezas para alcanzar el verdadero Poder. Cuando se alcanza es por el tiempo que a uno se le ocurra; es el que degrada la Justicia, invocándola para arrasar con las libertades; es el que flecha la cabeza de los niños como cosas del Estado; es el que sólo tolera el silencio o las aclamaciones. Son los cincuenta y más años de la Cuba de Fidel y caminando hacia su ejemplo la Venezuela petrolera de Chávez. Al gobierno pueden volver aunque me parece difícil. Al Poder como lo sueñan, sólo si el país dejara de serlo.