Dice Jorge Zabalza que el 24 de agosto de 1994, ante el hospital Filtro, los jefes tupamaros condujeron la asonada contra las autoridades.
El pretexto era impedir la extradición de los vascos, pero ahora se sabe que lo que se buscó fue darle un "bautismo de fuego" a los jóvenes militantes "deseosos de entrar en acción". Zabalza cuenta que debió desarmar a los más airados para evitar una carnicería. Y añade que los cabecillas tupamaros dirigieron el operativo desde una camioneta. La pregunta es si en ese vehículo estuvo José Mujica conduciendo el alzamiento.
El hoy ministro, siempre locuaz y hoy mudo sobre este tema, debería explicar si participó en aquella trágica jornada en la cual -en plena democracia- los tupamaros ensayaron su retorno a la lucha armada.