México: el sentido de un referéndum sin sentido

SEGUIR

Introduzca el texto aquí

Fue una victoria derrotada, o una derrota vestida de victoria. El referéndum revocatorio que se realizó, en todo caso, permite una hipótesis sobre el plan oculto del presidente: hacer la reforma que le permita ser reelegido de manera consecutiva.

En México la Constitución impide más de un mandato presidencial. Por eso todos los presidentes del régimen priista y los que vinieron tras el final de aquellos 72 años ininterrumpidos de gobiernos del PRI, tuvieron un solo mandato y sólo (o nada menos) pudieron elegir a su sucesor en la candidatura presidencial oficialista.

Es posible que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tenga el plan de abolir el artículo 83 de la Constitución. Cuando Francisco Madero impulsó en el 1910 el Plan de San Luis de Potosí, proponiendo “el voto efectivo y la no reelección”, atacaba las bases políticas del “porfiriato”. Desde entonces, ningún presidente quiso perpetuarse en el poder, como Porfirio Díaz desde las últimas décadas del siglo 19 hasta que lo tumbó la revolución. Pero AMLO podría ser el primero en atreverse a contradecir aquel mandato histórico convertido en letra constitucional.

No lo ha dicho públicamente ni trascendió que lo planteara en privado. Incluso, en el 2019 firmó una declaración comprometiéndose a no buscar la reelección en el 2024. Pero que la oposición lo haya presionado para que asumiera públicamente ese compromiso, es una señal del instinto político que muchos perciben en el presidente. Y la realización del referéndum revocatorio podría ser el primer paso para borrar con el codo el renunciamiento que firmó con la mano.

Al fin de cuentas, igual que en su momento Hugo Chávez y tantos otros autócratas, los referéndums revocatorios son la primera carta que muestran los que quieren permanecer en el cargo por sobre los límites constitucionales existentes cuando llegaron al poder. El argumento que se construye por esa vía es el siguiente: si el pueblo dispone de un instrumento para sacar a un gobernante en el momento en que la mayoría quiera sacarlo, por qué no permitir que el presidente sea también aprobado en las urnas para otros mandatos si la mayoría del pueblo considera que su gestión es beneficiosa para el país y, por lo tanto, su continuidad en el cargo sería un hecho positivo.

Lo normal es que sea la oposición la que pide la realización de un referéndum revocatorio. Pero en este caso, alterando la lógica, fue el propio presidente quien convocó a votar por su continuidad en el cargo o por la revocación del mandato.

A simple vista, asumía un riesgo, porque si la mayoría de los votos reclamaban la revocación, AMLO debía dejar el cargo dos años antes de concluir su mandato. Pero las encuestas avalaban su apuesta, porque ningún presidente mexicano desde hace décadas ha logrado el nivel de aprobación que tiene Andrés Manuel López Obrador.

Efectivamente, una mayoría abrumadora, cercana al cien por ciento de los sufragios, se pronunció a favor de que continúe gobernando. El problema es que votó apenas la mitad del cuarenta por ciento necesario para que el referéndum sea vinculante. En otras palabras, AMLO ganó una consulta popular que fracasó de manera calamitosa. Para colmo, la oposición no había convocado a votar por la cesación del mandato; había convocado a no votar.

Seguramente no fue por seguir el llamado de la dirigencia opositora que la abstención fue mayoritaria, pero que la participación haya sido tan escasa anula el triunfo que quería mostrar AMLO.

El exiguo flujo de votantes mostró el referéndum en el escenario del absurdo, al que pertenece porque carece de sentido que un presidente se imponga a sí mismo una prueba que corresponde a la oposición reclamar.

En rigor, el verdadero sentido de haber impuesto la realización de referéndum revocatorio estaría en la hipótesis de que Andrés Manuel López Obrador tiene el objetivo no declarado de poner fin a más de un siglo de la ley anti-reeleccionista.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumClaudio Fanitni

Te puede interesar