Aunque provengo de una familia de blancos independientes -una especie en vías de extinción- siempre me he identificado con el pensamiento internacional de Luis Alberto de Herrera.
Lo encuentro lleno de matices interesantes, centrado en nuestra realidad, escéptico con las grandes potencias, consciente de las complejidades de la región en que nos ha tocado vivir. Es posible citar muchas frases del caudillo blanco. Aunque siempre es un ejercicio peligroso sacar un pensamiento breve de su contexto más amplio -como sucede con la célebre frase de Palmerston sobre los intereses de la Gran Bretaña.
Lo que más me atrae del pensamiento de Herrera es su sentido de la mesura muy inglesa. Una frase que siempre recuerdo es, “Pequeño el Uruguay y débil, su política internacional no puede igualarse a la de los grandes organismos dilatados y fuertes. Las circunstancias nos imponen, pues, una acción discreta, tan moderada como eficaz, y bien dirigida”.
En este momento de cambios profundos en el escenario internacional, ¿podemos afirmar que la política que sigue nuestro país respecto de la República Popular China se ajusta a esos criterios?
Luego de leer el Comunicado de Prensa de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores sobre la reciente comunicación telefónica entre el Ministro y su par chino, tengo mis dudas.
Una primera duda son las dimensiones relativas de las partes. China es una de las dos o tres principales potencias globales. Por su población, tamaño del mercado, y poderío militar. Como tal, es natural y lógico que tenga una perspectiva del mundo y una constelación de intereses diferentes de los de una pequeña potencia, como el Uruguay. Para tener una ideal abismo fáctico que separa los dos países: China es el país con la mayor población, con 1.448.471.000 habitantes; nosotros tenemos 3.496.000 habitantes. No es necesario recordar las dimensiones relativas de las respectivas economías. En tal escenario, ¿es realmente discreto y moderado subrayar, como dice el Comunicado, “el interés de concretar una asociación estratégica integral entre ambos países”?
Una cosa es un contrato de asociación entre iguales que comparten valores similares y otra muy diferente un acuerdo de adhesión entre partes que se encuentran en situaciones de enorme asimetría material, con una cultura e intereses regionales y globales muy diferentes.
El Comunicado pasa por alto realidades que se han cristalizado en estos tres meses.
Así, el Uruguay, dice el informe, agradeció las propuestas realizadas por China “relativas a la Iniciativa para el Desarrollo Global y la Iniciativa para la Seguridad Global, cuyos aspectos principales coinciden con la posición tradicional de Uruguay en política exterior”. Pero ¿hasta qué punto coinciden nuestros valores con los de China en esas materias?
Porque existen diferencias que no pueden ignorarse. En el caso de la Declaración aprobada por la 11ª. Sesión de Emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas que condenó la agresión rusa contra Ucrania, el Uruguay votó con la mayoría global (141 países), China en cambio, eligió abstenerse y, desde entonces, ha mantenido una política de cercanía con Rusia.
Otra vez, lo que se impone es una política exterior realista, moderada y discreta. Este tipo de conversaciones telefónicas y Comunicados de Prensa no lo parecen.