Creemos que Montevideo se merece que la estrategia de limpieza no se saltee ningún barrio”, dijo esta semana que pasó la intendente de Montevideo Carolina Cosse.
Sus declaraciones fueron formuladas al anunciar que la Intendencia no renovará el contrato al Consorcio Ambiental del Plata (CAP) que, desde el 2003, cumple el servicio de recolección de residuos y limpieza del Municipio B.
Según Cosse, se hará una “transición ordenada” y están “asegurados los 300 puestos de trabajo” que la empresa privada emplea para la tarea.
Sin dudas, el anuncio es una concesión al sindicato de los municipales que desde que se privatizó parcialmente la limpieza de la ciudad, en la década de 1990, se opuso de forma tenaz.
Valeria Ripoll, la secretaria general de Adeom, saludó la decisión de Cosse y sostuvo que la medida: “está alineada con lo que ha sido un planteo histórico de Adeom”, ya que la privatización, que tiene más de 30 años, es cara, es ineficiente, es de mala calidad, no les presta un buen servicio a los vecinos de esta zona”. Cabe preguntarle a Ripoll, ¿Qué es el servicio que presta la Intendencia? ¿Barato, eficiente, de buena calidad?. El Municipio B, comprende a los barrios Cordón, Parque Rodó, Palermo, Barrio Sur, Ciudad Vieja, Centro, parte de La Aguada, La Comercial y Tres Cruces. Los habitantes de cualquiera de estos barrios saben que fueron unos privilegiados durante todo este tiempo si comparan cómo la empresa CAP cumplió con su función y cómo la Intendencia realiza la recolección de basura y la limpieza en el resto de la ciudad.
Los montevideanos padecemos el problema de la basura desde hace décadas. Treinta y tres años consecutivos de administraciones frenteamplistas no han logrado solucionarlo y hubo administraciones que marcaron hitos en la materia. Cabe recordar a Ana Olivera (2010-2015) que se sacó fotografías y se hizo filmar en la explanada municipal cuando compró una barredora que nunca funcionó y a Daniel Martínez (2015-2020) que veía explosiones de consumo por todos lados y así justificaba el enorme basural que era toda la ciudad. Cinco directores en la División de Limpieza desfilaron en su gestión.
Y ahora nos encontramos con la ingeniera Cosse, que está convencida que la ciudad está limpia y que el servicio que ella implementó funciona a las mil maravillas.
En su legítima ambición de llegar a la Casa de Gobierno, hace anuncios cada semana y opina de todo, y particularmente de aquellos temas que no son de su área. Su administración ya no teñida, sino pintada de los colores del Frente Amplio, gobierna para su presunto electorado.
Sino, qué otra cosa, es estatizar la limpieza del Municipio B. Tanto pesa la política partidaria que le importa muy poco lo que quieran los vecinos; menos aún brindar un servicio eficiente. Algo hay que reconocerle a la ingeniera Cosse, su coherencia. Aplica la máxima de la izquierda: si algo puede estar peor, hagámoslo, porque aquí lo que se trata es de cumplir con el manual y el mandato de los comités de base.
La intendente de Montevideo debería saber que la basura no es de izquierda ni de derecha, es basura. Nada se ha dicho de cuánto nos costará esta farra a los montevideanos. Seguro que lo pagaremos durante décadas. Diego Fischer