Los temas de todos

GUSTAVO PENADÉS

Uno de los elementos del inmenso legado de Wilson que más debemos recordar en esta etapa de reflexión en que nos encontramos, es que: "La única victoria que vale la pena es la que se consigue embarcando al país entero en una enorme y arrolladora ola de esperanza compartida. No avivando enconos, sino alumbrando alegrías".

Recordando, además, que el eventual triunfo del Partido Nacional: "Para nada serviría obtenerlo en razón de los errores del adversario, y resultaría indecoroso si para lograrlo apuntáramos a la infelicidad de la República y de su gente."

Hemos dicho muchas veces -y, de corazón- que nos alegramos de estos tiempos de prosperidad que vive nuestro Uruguay. Ante esta bonanza indiscutible, ¿por qué, y cómo, llamamos a embarcar al País en una arrolladora ola de esperanza compartida?

Porque, ni el gobierno de Vázquez ni el actual, han resuelto -y no parece que lo puedan hacer- cuatro temas en los que les va la vida a los uruguayos.

La riqueza creciente se ha distribuido en forma muy desigual y la distancia que separa a pobres de ricos es cada vez mayor, injusticia ésta que se agrava porque persiste la miseria en niveles inhumanos y, a los que poco o nada tienen, se les hace cada vez más difícil salir de esa situación.

La crisis de la enseñanza es reconocida unánimemente y, si no la resolvemos con urgencia, condenaremos a varias generaciones a ser excluidos de cualquier crecimiento económico que pueda lograrse y nos alejaremos, cada vez más, de la ansiada igualdad de oportunidades para todos.

La inseguridad -que afecta más a quienes menos tienen- se extiende y ha sido empecinadamente ocultada o maquillada por los dos gobiernos del Frente Amplio.

Fueron y son reiteradas las caídas en autoritarismo por parte de los gobiernos del FA y ello los ha llevado a violentar normas propias del Estado de Derecho, para convertirse -una y otra vez- en débiles y sumisos representantes de corporativismos que ahuyentan a inversores, temerosos de la inseguridad jurídica.

El Partido Nacional tiene como encarar y resolver estos cuatro problemas, agitando sus banderas en defensa de la Libertad, la Igualdad y la Solidaridad, que elimine las diferencias entre los individuos derivadas de orígenes sociales y condición económica.

Porque estamos convencidos de que no es posible la Justicia Social sin Libertad, pero, también, que no puede haber Libertad sin Justicia Social. Y, porque concebimos la educación pública como el ámbito para la formación integral del ser humano, luchamos por elevar la calidad y excelencia de la misma y por el pleno acceso de los sectores más humildes a los niveles superiores de la educación.

Por último, porque defendemos la legalidad y el acatamiento de las normas de derecho, pues constituyen pilares fundamentales de la convivencia civilizada.

Tenemos las banderas. Acertemos en la elección del abanderado y recurramos, una vez más, a las palabras de Wilson: "Lo difícil, a veces angustioso, es elegir el camino. Pero después de hacerlo, todo se vuelve fácil, y podemos recorrerlo con el corazón ligero".

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