El patoterismo, la provocación y hasta las palizas a trabajadores que no acatan las medidas de fuerza del gremio, han pasado a ser métodos habituales de los sindicatos uruguayos. También hay una violencia latente que amedrenta a muchos empresarios que son testigos de cómo en sus propias empresas, el gremio manda tanto o más que ellos. Dos hechos distintos, pero elocuentes, registrados en la última semana demuestran —si se me permite el neologismo— la peronización de los sindicatos y de amplios sectores de la sociedad uruguaya.
El patoterismo, la provocación y hasta las palizas a trabajadores que no acatan las medidas de fuerza del gremio, han pasado a ser métodos habituales de los sindicatos uruguayos. También hay una violencia latente que amedrenta a muchos empresarios que son testigos de cómo en sus propias empresas, el gremio manda tanto o más que ellos. Dos hechos distintos, pero elocuentes, registrados en la última semana demuestran —si se me permite el neologismo— la peronización de los sindicatos y de amplios sectores de la sociedad uruguaya.
La brutal golpiza al taximetrista Alberto Rosa, el sábado último cuando se cruzó con una manifestación del Suatt es algo que debería preocupar a las autoridades. Sosa, es empleado, no patrón y declaró a El País que no adhirió al paro porque nadie le informó sobre la medida. El Suatt había decidido la detención de tareas ante el despido de diez telefonistas. Tan grave y lamentable fue la paliza que le provocaron serias heridas a Rosa como las declaraciones del vocero del sindicato de taxistas Ary Widemann quien dijo a El País que “no le consta que los agresores hayan sido del gremio” y agregó “me estoy enterando por la prensa de lo que sucedió”. No mejor fue la actitud del Pit-Cnt que se solidarizó con el Suatt. Y peor ha sido la decisión del mismo sindicato del taxi que volvió a detener tareas porque dos de sus dirigentes fueron citados por la Justicia. Al parecer ellos creen estar por encima de la Justicia. Será por aquella frase que los peronistas acuñaron en los años 50 y que decía: “Tranquilo Pocho no tengas chucho que somos machos y somos muchos”.
Otro ejemplo de la peronización han sido las declaraciones del Secretario de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria, Emiliano Mandancen donde, tras rechazar todos los anuncios formulados el día antes por la futura Ministra de Educación, María Julia Muñoz, sentenció: “Cuando te venden lo que van a hacer con la educación parece una propaganda de jabón en polvo. Creen que los estudiantes son como una prenda, que los van a meter adentro del lavarropas y con un polvo mágico lo van a solucionar todo”. Muñoz dio algunas pautas de lo que será su gestión y —entre sus anuncios— estuvo el nuevo criterio para otorgar aumentos de salarios a los docentes en base a presentismo, a la alta dedicación y a los que trabajan en zonas críticas. Días atrás, el dirigente sindical de la Fenapes José Olivera dijo: seguramente “2015 será un año de movilización sindical”. Lo que en otras palabras significa perjudicar a los alumnos de Primaria y a los estudiantes de Secundaria.
¿Quién o quiénes son los responsables de que los gremios se hayan empoderado al punto de desconocer y cuestionar a la autoridad legítima? Es indudable la sintonía y la connivencia del Pit-Cnt con la fuerza política que conduce el país desde hace una década y que lo seguirá haciendo en el próximo quinquenio. Una sucesión de normas en la educación, en la regulación de las relaciones entre empresarios y trabajadores y sobre todo la actitud de la administración que finalizará el próximo 1° de marzo, son la causa y el efecto de la situación.
El mayor desafío que tendrá el gobierno del doctor Tabaré Vázquez será ejercer la legítima autoridad que la ciudadanía le ha otorgado, aplicando el principio fundamental de un Estado de Derecho: dentro de la ley todo, fuera de la ley nada. Aunque la patota no deje de golpear el bombo.