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Lápiz y papel para el Pit-Cnt

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Se fue otro 1° de mayo, el último de este período de gobierno. Y como no podía ser de otra manera, el Pit-Cnt blandió sus banderas sesentistas y pro Cuba, Venezuela, Nicaragua y todas las ominosas dictaduras del continente. Y fustigó a Israel en su lucha contra Hamás.

El presidente de la central de trabajadores, Marcelo Abdala, fue el principal orador de un acto que poco representó a los trabajadores en su conjunto y sí, a los sectores más radicales del Frente Amplio. Podría afirmarse que fue el lanzamiento de la campaña electoral del brazo sindical de la izquierda.

Sería bueno hacer una encuesta y preguntarle a los verdaderos trabajadores de nuestro país si se sienten representados por la dirigencia del Pit-Cnt. Y cuando digo auténticos trabajadores me refiero a los que todos los días y en todo el país laboran. Hombres y mujeres que tienen más de una ocupación para llegar a fin de mes y cuya preocupación es darle una buena educación a sus hijos y herramientas para forjarse un futuro mejor.

También están los profesionales universitarios, tan denostados durante los gobiernos del Frente Amplio, donde los “cartoncitos” truchos pululaban en el Poder Legislativo, ministerios y empresas públicas.

La verdadera y mayoritaria clase trabajadora uruguaya no va a los actos del Pit-Cnt. ¿Para qué? Esos hombres y mujeres siguen creyendo que las únicas herramientas para ascender socialmente son el esfuerzo permanente y la educación.

No quiero dejar de lado a los empresarios que, en buena ley, generan riqueza y trabajo, y que gozan de mala prensa en Uruguay desde comienzos del siglo XX. Son también trabajadores y con una enorme responsabilidad porque de ellos depende el trabajo de mucha gente.

Pero ya sabemos que para el Pit-Cnt y sus manuales populistas, el mundo laboral se divide entre ángeles y demonios. Ellos, los dirigentes, son los buenos y el ejemplo a seguir, y aquellos que no comulgan con sus panfletos populistas, los villanos.

Abdala lanzó la arenga para el probable plebiscito de la seguridad social de octubre: “El camino no será sencillo y el poder financiero utilizará todas sus influencias. Nuestra mayor confianza está en saber que no hay fuerza más poderosa que un pueblo convencido de ser obrero de su destino”, dijo y sentenció: “A fines de octubre ganaremos nosotros, los más sencillos, aunque tú no lo creas, ganaremos”.

Desde ya, se da como triunfador del mayor robo que pretenden cometer contra la clase media, sí, la misma que dicen defender. Solo hay que recordar lo que sucedió en Argentina en 2009, cuando Cristina Kirchner dispuso la estatización de las AFJP, nuestras AFAP. ¿Queremos la argentinización del Uruguay?

La noche del 1° de mayo renunció el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, para dedicarse a la campaña política desde su Partido Independiente. Fue el hombre indicado en el lugar preciso y en el momento justo.

Llegó con el gobierno de la Coalición Republicana, cuando estalló la pandemia del covid-19. Entonces, los números no eran nada favorables, y empeorarían tan solo semanas después. Había caída del salario real, desempleo en crecimiento y retroceso en el empleo. Se retiró, cuatro años después, con 104 mil puestos de trabajo más que en 2020. El salario real creció 2,5 por ciento por encima del registrado en 2019 y se ubicó en el nivel más alto en 50 años. De nada de esto tomó nota el Pit-Cnt.

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