La hora del hidrógeno verde

La firma de un memorando de entendimiento entre el Poder Ejecutivo y la empresa chilena HIF Global para concretar la construcción de una planta de hidrógeno verde (H2V) en Paysandú, constituye un nuevo paso en la intención de nuestro país de aprovechar la corriente mundial hacia los combustibles renovables. Es una instancia previa a la pretendida firma del contrato de inversión.

Todo indica que el H2V es el futuro de corto plazo, capaz de revolucionar el sector energético y del transporte. Aunque por ahora sus costes son elevados, las proyecciones son que esa situación cambiará en poco tiempo.

Es una excelente noticia enterarnos que nuestro país ya está embarcado en estas transformaciones, consciente de que es una oportunidad que se nos presenta en un terreno tan estratégico como el energético.

La producción de H2V requiere básicamente disponer de agua y de energías renovables para realizar su hidrólisis (ruptura de su molécula para liberar el hidrógeno). En Uruguay más del 80% de la electricidad se produce de manera sustentable.

El hidrógeno no se usa directamente como energía, pues es un portador de la misma de múltiples usos, capaz de ser almacenado a largo plazo, de mejorar la producción de combustibles y de contribuir efectivamente con la descarbonización en sectores claves de la economía (industria, transporte, etc.). Ahora avanza la realización de los estudios de factibilidad que dirán si el proyecto conforma desde el punto de vista económico (sistema de costos, precios internacionales, etc.) y si cumple con las exigencias ambientales previstas por el marco jurídico nacional.

Nuestro país ofrece una envidiable seguridad jurídica y estabilidad institucional; dos elementos claves para atraer inversiones extranjeras de largo aliento. A ello se le suma su excelente posicionamiento internacional como país comprometido con el desarrollo sustentable y la conservación.

Siempre hemos importado combustibles fósiles para impulsar el desarrollo nacional. En la actualidad los vientos han cambiado y las energías “verdes” son el futuro. Pero los cambios y las transformaciones ocurren a velocidades desconocidas, no dejando espacio alguno para “la modorra” y las distracciones. Hay que actuar con mucha decisión.

Está claro que el H2V se erige como el objetivo energético global a lograr. Las oportunidades están delante de nosotros, al alcance de la mano, pues el 96% de la actual producción mundial de hidrógeno es el llamado hidrógeno gris (usa energías fósiles para provocar la hidrólisis del agua), que no competirá con el verde.

La proyectada planta en Paysandú producirá combustibles sintéticos utilizando el CO2 emergente de la planta de etanol, el cual mezclará con H2V.

Si los proyectos de H2V prosperan en nuestro país, seguramente generarán un nuevo producto nacional capaz de abrirnos muy buenas posibilidades en los mercados internacionales de creciente demanda por esta energía renovable.

Las expectativas son grandes. El Ejecutivo confía en que de concretarse la producción de este novedoso rubro, en poco tiempo será capaz de competir en importancia de generación de divisas con las exportaciones anuales de la carne y la celulosa.

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