Sebastián Da Silva
Difícilmente se encuentre en la historia política contemporánea de Uruguay una campaña tan desigual, tan atípica y tan cansadora.
El impacto que dichos, acciones, y estrategias de campañas han repercutido en forma diferente en un candidato y el otro, y que conste que ambos han cometido errores de manual.
Mujica con su peculiar forma de comunicar, declara que no confía en la justicia, le publican un libro donde expresa su pensamiento en crudo, ningunea al autor para confirmar a los diez días que lo que el autor escribió en el libro es realmente lo que piensa.
Su señora esposa, posible primera dama, segunda en la línea de sucesión presidencial y senadora más votada, expresa que no se resigna a renunciar al uso de las armas.
Un senador de su más extrema confianza, el Ing. Agazzi declara que su candidato es imprevisible.
La fórmula frenteamplista se manifiesta a favor del aborto y Mujica comete el error antiprogre de permitir que los niños trabajen, y para colmo de los colmos el propio Presidente de la República lo acusa de decir estupideces.
Qué consecuencias tuvo esta innumerable secuencia de horrores de campaña: ninguna.
El Pepe sigue tan campante, un poquito más peinado, ataviado de buen saco azul marino, y evitando debatir.
El candidato nacionalista corrige los errores de la primera vuelta, pero ante la mínima acción de estrategia política, los medios, los politólogos y los opinólogos le caen con las dos patas para criticar cuestiones muchísimo más sencillas que si un gurí de doce años tiene autorización legal para trabajar.
Descubren el arsenal de armas clandestinas más grande de la historia del Uruguay, la suspicacia de que algo puede haber tenido que ver con el MLN es inmediata.
Se trata de un acto reflejo, equivocado o no, es lo que a mucha gente se le viene a la mente de acuerdo a lo vivido y escrito.
Pero un spot publicitario inoportuno "enturbia" el clima electoral y se toma de excusa para no hacer lugar al debate entre los candidatos.
Nadie asocia al arquitecto Arana, o a la Vertiente Artiguista con el misterio de Feldman, se asocia con lo que alguna vez pasó en el Uruguay, y eso no es culpa del Partido Nacional.
Lo último son los avisos producidos por el argentino. La discusión se centra en los modelos que aparecen filmados, no en el mensaje, como si no se tomaran en todas las campañas aciertos de otras.
El "yes we can" de Obama es hoy un lugar común en todo el planeta y lo utilizan desde la izquierda más radical hasta la derecha más conservadora y nadie en su sano juicio se anima a criticarlo.
Por tanto estamos frente a un problema mayor, que no es otro que asumir que el periodismo, y probablemente parte de la opinión pública, hoy tiene una escala de valores diferentes.
Que premia y castiga al Dr. Lacalle y al senador José Mujica, en forma inversamente proporcional y que quizás (y sin quizás) sea reflejo de una nueva y novedosa forma de pensar de los uruguayos.
En diciembre con los resultados en la mano habrá que detenerse a analizar estos aspectos, solo así podremos observar mejor la realidad y actuar en consecuencia.