El jardín del centro del país

Un gigantesco mural recibe hoy a quienes lleguen a Trinidad. La obra es del conocido artista salteño José Gallino que, por iniciativa de la Unión Rural de Flores, pintó los gigantescos silos ubicados en la entrada de la ciudad. Se trata del mural más grande del Uruguay, tiene una superficie de 2300 metros cuadrados y equivale a un edificio de nueve pisos. Pintarlo le llevó a Gallino dos meses.

La obra muestra lo mejor que aún tiene nuestro país, la escuela rural. Gallino retrató a dos niños montados en un caballo que, luciendo sus túnicas blancas, se dirigen a la escuela.

Trinidad es una ciudad de 20 mil habitantes donde lo que se percibe apenas uno avanza por sus calles es calidad de vida. Los vecinos se saludan con amabilidad y es imposible que no se encuentren con algún amigo a la hora de entrar a un restorán o a una cafetería.

Calles y avenidas impolutas, plazas enjardinadas y, por estas horas, decoradas e iluminadas especialmente para Navidad, sorprenden al visitante que camine por la capital de Flores. Una ciudad pequeña que impresiona, además, por el mantenimiento de las fachadas de los edificios. No hay graffitis y abundan las papeleras en los espacios públicos. Los contenedores de basura son nuevos o se mantienen en perfecto estado, sin residuos a su alrededor. Cuenta con un Centro Cultural moderno y una nutrida biblioteca; y cuatro librerías. Y qué decir del Ecoparque Rodolfo Tálice, un espacio verde que no se puede dejar de visitar. ¿Cuál es la clave? Porque no hay milagro, aunque parezca, ni misterios. Lo que sucede en Trinidad es el trabajo de una Intendencia que está al servicio de los contribuyentes. Desde el retorno a la Democracia, los floridenses han elegido intendentes del Partido Nacional, aunque su prosapia blanca data de muchísimo tiempo atrás.

En la continuidad y la coherencia de las administraciones, que se han sucedido en las últimas décadas (Armando Castaingdebat, Fernando Echeverría, Diego Irazábal), está uno de los secretos.

La administración que asumió el pasado 10 de julio, tiene proyectos ambiciosos. Prepara un schok de obras que contemplan la renovación de pavimentos en la capital, obras de entubado de cañadas, alcantarillado y saneamiento para barrios periféricos, caminería rural y el embellecimiento de la ciudad. También hará una apuesta fuerte al desarrollo tecnológico a través de empresas que puedan afincarse en la zona. El proyecto incluye proyectos culturales como el rescate y reciclaje de la sala mayor del antiguo cine de la Plaza Constitución. En esa agenda de obras, que se concretarán a través de un fideicomiso de próxima aprobación, está lo que puede significar un cambio fundamental para Flores: una renovación y aggiornamento de la estructura municipal.

Trinidad y Flores todo, aspira a convertirse en el jardín del centro del país. Va por el camino indicado. Una ciudad y una entidad que rinde homenaje a la escuela rural, revela que los valores esenciales de la sociedad uruguaya están allí vivos. Sería interesante que el intendente Irazábal invitara a recorrer Flores a su colega de Montevideo. Capaz, que Mario Bergara al ver Trinidad, entienda que una ciudad cuidada, bien administrada y querida es posible.

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