Dinero digno o indigno

| Producto culto interno / externo

CARLOS MAGGI

Cuando proponerse ganar plata es vergonzoso; cuando querer ganar más haciendo un trabajo excelente, es indigno; lo bueno es la solidaridad y sobre todo, la movilización y las medidas de lucha conjuntas (sean de patrones o de empleados). Se trata de apretar filas, consolidar una buena fuerza de choque y sacar tajada.

La manera conjunta de ganar plata no es vergonzosa, es siempre digna. Los funcionarios o las fuerzas vivas prefieren no competir. Se trata de armar una conmoción pública y si es posible, mantener un foco. La rebatiña por el dinero se hace entonces impersonal (de este detalle ha de venir la dignidad).

Los grandes estancieros hicieron lobby para no pagar sus deudas y las refinanciaciones fueron tantas que hicieron tradición.

La gente se asocia para consumir más y producir menos.

Los asociados no necesitan cansarse los músculos o el cerebro; la fuerza corporativa trabaja por ellos. En esa forma de actuar, colectiva, hay que buscar las razones del fracaso colectivo.

En el mundo global, los países pequeños que saben organizarse, emergen y logran escapar del tercer mundo. El Uruguay no puede alcanzar ese nivel.

Una sociedad obtiene lo que necesita cuando la generalidad de sus integrantes se aplican para llegar a ser "el que lo hace mejor". Una sociedad se hace miserable cuando sus integrantes se unen para imponer sus mordidas y todos se desentienden de la responsabilidad de cada uno.

- Nosotros cobramos poder de negociación juntándonos y así logramos algo. Procedemos de este modo o nos dejan de lado.

Lo grave de esta formulación es la segunda parte. En una sociedad donde se ha hecho norma establecida que sólo logran respeto los sindicatos fuertes, vale más agremiarse con alma y vida. La obligación laboral no interesa.

El gobierno, al despreciar el valor de los gremios débiles impone pues, una filosofía suicida:

- Compañeros: No es cuestión de cumplir, es cuestión de pegar duro.

Esa es la distancia que separa a los municipales de los maestros; y saberlo provoca vergüenza.

Otra práctica pésima: Las organizaciones cuidan muy bien el ejercicio de la tabla rasa: el tratamiento debe ser igualitario; no importa el rendimiento o el valer personal; es la agrupación la que pelea por todos y después reparte sin mirar a quien.

Lo que se obtenga llegará por igual a los eficaces y a los cachafaces. A esto conducen los Consejos de Salarios y la defensa gremial indiscriminada.

El empobrecimiento del país no viene de la escasez de los bienes sino del error de las ideas generales que comparten los sindicatos y el gobierno de turno.

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