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Desde la gilada

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Vázquez calificó a la oposición de “gilada”. Más del 50% de los uruguayos no somos oficialistas, así que según Vázquez estamos todos ahí. Fue un agravio “urbi et orbi”. Este artículo por lo pronto está escrito desde esa esquina, es decir desde la “gilada”.

Vázquez calificó a la oposición de “gilada”. Más del 50% de los uruguayos no somos oficialistas, así que según Vázquez estamos todos ahí. Fue un agravio “urbi et orbi”. Este artículo por lo pronto está escrito desde esa esquina, es decir desde la “gilada”.

¿A cuento de qué su ida de boca? De las críticas que recibió por sus dichos sobre las consecuencias de aprobar la reforma constitucional sobre los menores que cometen delitos graves, y que incluye para éstos la rebaja de imputabilidad. Dijo el ex presidente Vázquez “un joven de 16 años que atraviese la puerta de una cárcel de adultos lo primero que le va a suceder es que lo van a violar, a ultrajar…” Hay dos posibilidades, Vázquez no leyó la reforma y si la leyó es peor porque entonces no dice la verdad y ahí ya no es ignorancia sino mala fe. No va a haber ningún menor de 18 años que vaya a una cárcel de adultos. No es verdad. Hay otra posibilidad para la pifia, que es la biología, de eso vamos a hablar más tarde.

Dice textual la reforma: “El Estado asegurará la existencia de un Servicio Descentralizado dedicado exclusivamente a la internación y rehabilitación de los delincuentes menores de dieciocho años, debiendo dotar al mismo de los recursos necesarios para su funcionamiento. Dicho Servicio Descentralizado será objeto de un seguimiento especial en el que se dará participación al Comisionado Parlamentario Penitenciario”. Está claro que lo que dijo Vázquez es terrorismo verbal y de muy baja calidad.

A qué corresponde esta gruesa metida de pata en un caso o mentira en otro: a los nervios. La opinión de muchos era que bastaba que el ex presidente aceptara el año pasado la candidatura para que por ese sólo hecho ya fuera ungido presidente virtual. La campaña iba a ser un trámite. Muy intelectuales opinadores lo afirmaban, con aire de ineluctable hecho. La realidad es que desde que anunció que se presentaba lo único que ha pasado es que el Frente Amplio cayó gradual pero sostenidamente en todas las encuestas. Está reiterativo, aburrido, y ahora lo picó la vulgaridad. Pensábamos que la vulgaridad iba a ser una característica pasajera de estos cinco años de Mujica y su barra, que confundieron popularidad con ordinariez. Pero no, Vázquez se contagió.

El comentario entre propios y ajenos es que Vázquez es otro, ya no encanta, sus comentarios son simples, la estrategia que eligió de decir que todo está bárbaro es un fracaso y en el FA empiezan a preocuparse.
Va a ganar su interna porque no hay opción cierta y el aparato partidario teme quedarse sin los contratos y cargos y cae en pánico. Pero va a sufrir una tremenda derrota luego, porque no interpreta lo que pasa en la sociedad, Vázquez se desconectó de la realidad. Si el menú fuera el mismo la cosa era fácil, pero se va a tener que enfrentar a la renovación en el ballotage y en esa vuelta la elección es entre lo viejo y lo nuevo. Él representa lo viejo. Tratar a la oposición de “gilada” lo encasilla en un pasado rezongón y autoritario. No convoca para afuera de su partido y el que no puede hacerlo no gana un ballotage.

Está muy nervioso. Va a pasar a la historia como el primer presidente de izquierda en Uruguay y también como aquel que llevó a la misma izquierda a la derrota dejando el gobierno. Porque la soberbia es la corrupción del alma y es un pecado capital. Y la biología es implacable, es otra conclusión evidente.

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Javier García

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