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Del Pit-Cnt a Milei

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El plebiscito del Pit-Cnt ha demostrado ser un arma de doble filo. Algunos coalicionistas festejan: cuentan con que la precandidata Cosse tendrá que recular en su adhesión, aconsejada por su propio asesor Ferreri, que lo rechaza al igual que otros frenteamplistas expertos como Bergara, Oddone y Vallcorba.

El (equivocadísimo) festejo tiene que ver con la teoría del tiro en el pie: suponen que la obtención de las firmas colocaría al FA en un escenario tal de conflicto interno, que comprometería su triunfo en octubre.

No estoy tan seguro.

Anticipo que el FA será capaz de cabalgar unos cuantos meses en ancas de esa contradicción, con mensajes ambiguos que dejen contentos tanto a moderados responsables como a radicales soliviantados. Si a esa receta le agregan una cucharadita de la consabida mitología contestataria y resiliente de la bandera roja, azul y blanca, estarán dadas las condiciones para que recuperen el gobierno. Nunca hay que olvidar la máxima del experto Seguelá: la gente no vota ideas, vota sentimientos.

Por esa razón, no es casual que la intelectualidad frenteamplista esté buscando de manera desesperada torcer la inercia proplebiscito de sus votantes no politizados.

En la última semana, luego del aluvión de firmas, escuché dos comentarios distintos sobre un efecto de la iniciativa que es definitivamente marginal, en comparación con las gravosas desviaciones macroeconómicas que promueve.

Me refiero a lo que declaró Bergara al periodista Balmelli hace unos días en el sentido de que el plebiscito de la seguridad social “consolida derechos pero también consolida privilegios”, como “los de la Caja Militar”, que “quedan en la Constitución, haciendo más difícil o casi imposible modificarlos”.

Lo mismo objetó el dirigente Olivera, respondiendo “desde la mayor fraternidad” (sic) al diputado del PVP Gerhard: “La papeleta nos ata de manos para reformar privilegios existentes en el actual sistema, incluyendo la Caja Militar”.

Interpreto en esa coincidencia argumental un intento positivo pero vano de tratar de penetrar en la cerrazón racional de los impulsores del desastre: no los vamos a convencer si les decimos que hay que defender a las AFAPs (¡el cuco del gran capital!) pero a lo mejor los conmovemos con una arenga antimiliquera.

Mucho más serio fue lo que escribió el educador Cayota: “desde la izquierda me opongo radicalmente a movilizar personas con propuestas demagógicas, populistas e irresponsables. Después, Milei”.

Luego abundó en el concepto, por si no quedaba claro: “oportunista y demagógico es este operativo del Partido Comunista. Una lástima no resguardar la independencia del movimiento sindical. Con estas acciones, a largo plazo, se crían los Milei. Señalero a la izquierda, volantazo a la derecha”.

Me da la impresión de que Cayota desenmascara una intención profunda de este marxismo-leninismo que torció el brazo al FA de Seregni y Astori (una intención que a sus epígonos argentinos les salió al revés): la destrucción del Estado como camino inexorable a un populismo autoritario. Sueñan con un Chávez pero terminarán pariendo otro Milei.

¿Qué siguen haciendo los verdaderos demócratas en este FA?

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