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¿Cherchez la femme?

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La novela de la expedición del pasaporte de Marset pareció llegar a su fin con la renuncia de Carolina Ache.

Presentó la dimisión con altura luego de recibir el respaldo del Presidente de la República y del Secretario General de su partido.

La búsqueda de responsables recordó el pasaje de “Los Mohicanos de París”, de Alexandre Dumas, en el que el protagonista dice: “Il y a une femme dans toutes les affaires; aussitôt qu’on me fait un rapport, je dis: Cherchez la femme!”. (“Hay una mujer en todos los affaires, apenas me lo informaron dije: ¡Busquen a la mujer!”)

Parecía la culpable.

Todo estaba en su contra.

Su colega del Ministerio del Interior le comentó que Marset era narco. Ella no lo comunicó al Ministro. Recibió al abogado del involucrado en su oficina. Cuando Bustillo en el Senado afirmó que al expedirse el pasaporte nadie en Cancillería sabía quién era Marset permaneció callada (pese a que había mantenido dos conversaciones por WhatsApp con su colega de Interior por el tema).

Sus compañeros de partido la querían llevar a un juicio sumario, una suerte de hoguera pública, y renunció.

La dimisión pareció otro reconocimiento de responsabilidad.

Pero como en las novelas de Agatha Christie la trama evolucionó. Fue como si surgiera Hércule Poirot, el detective belga que resolvía los crímenes, y explicara lo sucedido.

Afloró la verdad al conocerse la investigación administrativa en Cancillería. Surgió otra femme: la Directora de Asuntos Consulares.

Esta y dos funcionarios sabían que Marset era narco un mes y medio antes de que desde el Ministerio del Interior se lo comentaran a la subsecretaria.

No era una cuestión solo de mujeres. Un hombre, el propio Ministro de Relaciones Exteriores, fue informado también de esto. La Directora de Asuntos Consulares se lo comunicó por mail a su Secretaría.

Se le achacó a la subsecretaria no informar a su superior. De la investigación surgió que este ya sabía de Marset. ¡Se la responsabilizó por no comunicar algo que el Ministro y los directores ya conocían!

Se adujo que ella debió impedir el otorgamiento del pasaporte. Como Subsecretaria de Relaciones Exteriores no tenía el poder, la capacidad ni la obligación de impedirlo. Nadie le pidió que lo hiciera. Solo le solicitaron que averiguara si Marset estaba detenido. Lo que cumplió con celeridad. Los que tenían ese poder-deber eran otros y estaban todos enterados antes que ella.

Su error fue recibir en el Ministerio al abogado de Marset (un letrado que no reparó en el daño que le podía estar haciendo con su entrevista). Esto, como en las novelas de Christie, la volvió a colocar en el centro de la trama.

Sin embargo, de la investigación surge que no le ayudó.

Los pasaportes viajan en valija diplomática. Esta salió sin el de Marset pese a que Balbi le pidió la reunión una semana antes de que partiera. Todos los funcionarios que declararon afirmaron que la Subsecretaria no habló con ellos ni les pidió nada.

Todos.

¿Alguien puede creer que si hubiera querido ayudarle lo habría recibido en el Ministerio?

La otra equivocación que se le adjudica fue no contradecir a su Ministro cuando este en el Senado afirmó que en el momento de la expedición del pasaporte ni él ni nadie en la Dirección Consular sabía quién era Marset.

En ese momento ella calló. No lo contradijo. Tampoco estaba obligada a hacerlo. El interpelado era el Ministro que afirmó que nadie sabía. No ella a quien le preguntaron por los chats y no los negó.

Nadie inquirió en ese momento sobre el contenido. ¿Hubiera sido lógico que la Subsecretaria se sumara a la oposición y cuestionara a su Ministro?

La habrían acusado de desleal. Además para hablar en la interpelación necesita autorización del jerarca. Está claro quién mintió en el Senado. No fue ella.

El análisis temporal de los hechos muestra al verdadero responsable.

En septiembre del 2021, tres funcionarios de la Dirección Consular sabían quién era Marset y su peligrosidad. La Directora envió un mail a la Secretaría del Ministro, entre otros, informando de ello.

En noviembre de 2021, el Ministerio del Interior pide información a Ache acerca de si Marset seguía detenido. No se pidió que se deniegue el pasaporte. Se le comentó que era un narco. Ella cumple y consigue la información.

Un año después, en la interpelación, el Ministro afirma que nadie sabía quién era Marset cuando él sabía (se le había comunicado a su Secretaría) y además conocía los chats de los subsecretarios. A Ache le preguntan si tuvo conversaciones con su colega de Interior sobre el tema y contesta que sí, en dos ocasiones. No lo niega. No miente. Cuando se lo piden entrega sus chats de WhatsApp completos.

¿Quién tenía la capacidad de denegar el pasaporte? Carolina Ache no. ¿Quién supo en primer lugar quién era Marset? Carolina Ache no. ¿Quién afirmó en el Senado que nadie sabía quién era Marset y por ende mintió? Carolina Ache no.

¿Quién fue el responsable y permanece en su cargo como si nada?

“Elemental, Watson” diría Sherlock Holmes, otro famoso detective de las novelas de suspenso de Arthur Conan Doyle.

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