Ante el cercano plebiscito vinculado a la LUC, el frente sindical-político agudiza el ingenio para hacer de la mentira verdad, levantando barricadas para desarmar al policía y el ciudadano frente al crimen y el narcotráfico.
Desgañitándose para afirmar que se privatizará la enseñanza pública; abogando por el desborde de los agitadores sindicales que quieren libertad para hacer piquetes en establecimientos y calles impidiendo trabajar a quienes libremente rechazan su vendaval de paros y huelgas; obligando otra vez a que los bancos sean amos y señores de las finanzas de cada ciudadano; promoviendo el abigeato diezme nuevamente los rodeos ganaderos; impulsando la educación pública siga siendo el fracaso concretado por agitadores “ideológicos” alejados del ideal vareliano, con perjuicio del aprendizaje de niños y adolescentes en aulas ultrajadas; más que evidente es la intención de sembrar odios y anarquizar al país con actitudes que trascienden de la hipocresía a lo ridículo. Y, en el Carnaval rosado vienen cayendo las caretas.
Citemos hechos recientes. Entre las bondades de la LUC revista que cada ciudadano ha pasado a ser “dueño” de su número de celular. Si quiere cambiar de empresa servidora lo hace y conserva las cifras que integran su identidad de vida contemporánea. Es relevante porque se ubica en el maremagnum de pines y contraseñas que nos impone la realidad virtual y nos da libertad para optar por el servicio que sentimos nos es mejor. Ante el hecho virtuoso, la manada de rinocerontes se conmovió porque se quería destruir a Antel quitándole clientes que se irían a empresas privadas. Aplicada la norma citada resulta que Antel ha acrecido sus afiliados. Y, un delirante vocero oficial frenteamplista -Michelini- que predicaba venía la destrucción del ente estatal viendo que Antel está sumando afiliados ahora protesta porque dice es malo que la empresa pública acentúe su posición prevalente en el mercado. Ha sido declarado socio vitalicio del Club de la Gata Flora.
La pandilla de demoliciones de comunistas y tupamaros tiene malos augurios y ha salido desesperadamente a buscar un mesías publicitario. La suerte recayó en el camarada Esteban Valenti. Persona iniciada en el viejo Partido Comunista sucursal de la tiranía soviética, expansionista y totalitaria que en el siglo pasado trabajaba para destruir la democracia uruguaya y someter al país al vasallaje ruso. Como “cosas veredes Sancho”, el viejo bolchevique -dicen- devino en burgués, afecto al dinero y la buena vida. Ha sido crítico contumaz del gobierno frentista y sus años recientes de administración, renunciando incluso a su membresía en la entente. No obstante, su declaración más relevante -merece destaque- ha sido la de confesar públicamente hace poco que el Partido Comunista había montado en el país -década del 60 del siglo pasado- un ejército clandestino para tomar el poder. De lo que él era protagonista y testigo directo. Confirmando, lo que en su momento decían las Fuerzas Armadas y era categóricamente negado.
Los artículos de la LUC que se pretenden derogar se aplican desde hace largo tiempo, traen beneficios y ningún perjuicio. Una amoral campaña de falacias en su contra será armada atacando la recuperación nacional y popular que se consolida bajo amenaza pandémica. La conspiración en marcha se apresta a convencer publicitariamente a los uruguayos que los árboles orinan a los perros.