Cada año, por estas fechas, en el marco del Día Internacional de la Mujer, suelen publicarse diversos estudios que analizan cómo está evolucionando la causa feminista. El timing no coincide con la difusión de la lista de mujeres más poderosas del mundo, que generalmente se da a conocer sobre fin de cada año. Pero conectar ambas noticias, puede llegar a ser muy interesante y revelador.
Según la revista Fortune, la influencer y empresaria Kim Kardashian lidera la lista de las mujeres más poderosas del mundo en 2023. Por si no la conoce, es una señora perfectamente esculpida, de dudosa intelectualidad, muy bella ella gracias a su genética y en gran medida gracias a su esteticista, cuyo principal mérito conocido es el buen manejo de sus redes sociales y de sus escándalos bien vendidos en exclusiva a algún medio. Además de una enorme fortuna cosechada gracias a la venta de prendas íntimas para modelar el cuerpo.
En tiempos de feminismo, suena un poco a coincidentia oppositorum. Una de las tantas contradicciones en torno al feminismo de nuestros tiempos. Pero hay muchos otros.
Por ejemplo, mientras se busca luchar contra la “cosificación” de la mujer, parece absurda la exacerbación de nuestra sexualidad. Estándares de cuerpos irreales; preadolescentes vestidas como mujeres; mujeres vestidas como adolescentes; culto a la epidermis y pulsión de subir fotos y videos en actitud sensual en las redes sociales a toda edad; publicidad que nos vende un éxtasis por usar tal marca de jabón o tal reloj… la sexualización de todo en su máxima expresión. ¿Qué dirá una mujer golpeada por su pareja o aquella que gana un 25% menos que su par hombre, cuando le dicen que use una faja que le reduce el abdomen y le levanta la cola para estar más empoderada?
Otra contradicción se da cuando una mujer alcanza un puesto relevante o hito destacado en su carrera profesional. Automáticamente empieza el murmullo (no siempre masculino, por cierto) cuestionando cómo lo logró. Hasta hace unos años se le atribuía a su aspecto físico (u otro tipo de cualidades), hoy es a la cuota de género (explícita, o implícita por las leyes de la corrección política).
Pero vale la pena detenerse en las contradicciones de la maternidad. Conocido como el New Momism, vivimos una hipertrofia de la maternidad: la madre perfecta es la que organiza el cumpleaños más espectacular de todos, la que lo va a buscar todos los días al cole, lo manda con comida casera, JAMÁS (¡oh! pecado mortal) llega ni 5 minutos tarde a buscar al niño a ningún lado y, además, logra seguir y participar activamente en el grupo de whatsapp de madres. Todo con una sonrisa y sin despeinarse.
El principal objetivo: jamás dejar entrever que hay otras prioridades que no sean exclusivamente los hijos.
Es como si, ahora que podemos ser profesionales exitosas y empoderadas, tuviéramos que demostrarle al mundo que lo logrado no es en detrimento de ser unas madrazas y seguir viéndonos hipersexis. Como si fuera con culpa.
A principios del siglo XX, Virginia Wolf, Simone Weil y Simone de Beauvoir eran las referentes del feminis- mo. ¿Cuáles son los actuales? ¿Las Kardashian?
Cada tiempo tiene sus modelos que encarnan los valores (o la falta de ellos) de su época. Es tiempo de buscar los del nuevo feminismo.