¡A no olvidar!

Fue un gran gobierno. Pese a que algunos se empeñan en negarlo. Hoy que falta una semana para que el presidente Luis Lacalle Pou entregue la banda presidencial a Yamandú Orsi, y si bien en las pasadas elecciones quedó demostrado que los datos y la realidad no matan al relato, vale la pena recordar varias de las cosas que se hicieron en este último quinquenio. Dos largos años se consumieron en gestionar una pandemia que no figuraba en la agenda de nadie. Por eso lo primero que quiero subrayar es el buen manejo que de la peste hizo la Coalición Republicana. Recordemos que, a doce días de haber asumido, se detectaron los primeros casos de Covid 19 en nuestro país. Lo bien que administró Uruguay la emergencia sanitaria es hoy tema de estudio en foros y universidades extranjeras. La libertad responsable y mantener los motores de la economía encendidos fue un acierto, un enorme acierto.

Una ley, la LUC, ratificada por la ciudadanía, introdujo cambios que a poco de su puesta en vigencia comenzaron a dar resultados. Otra ley, la de la reforma de la Seguridad Social, también refrendada por la gran mayoría de los orientales, desactivó una bomba que iba a detonar en las próximas administraciones.

Superada la pandemia, uno de los mayores empeños de la administración fue la generación de nuevas fuentes de trabajo. Y en lo que constituye un fenómeno sin precedentes para Uruguay, se crearon más de cien mil puestos de trabajo en menos de dos años (en el período 2015-2020 se perdieron cincuenta y seis mil).

El salario real se recuperó a niveles superiores a los de 2019 y hoy se ubica en el máximo histórico de los últimos cincuenta años. La inflación mantuvo su tendencia a la baja y se ubica, desde hace dos años, dentro del rango meta, situación que no se daba desde hace dos décadas.

En la administración que finaliza, se renovó más del 70 por ciento de la red vial del país, hecho sin precedentes en la historia del Uruguay.

Y para no abrumar con más cifras y datos quiero recordar tres obras que son emblemáticas del gobierno que finaliza. Hablo del puente de La Charqueada que une Rocha con Treinta y Tres, el Hospital del Cerro en Montevideo y el traslado a un barrio nuevo con todos los servicios del asentamiento Kennedy en Maldonado.

Esto lo llevó adelante una administración que tuvo que enfrentar a una oposición cerril y mezquina y que no se excusó en la pandemia, la sequía más importante desde que se llevan registros en Uruguay y el descalabro económico de Argentina.

Termina un gobierno que durante cinco años cumplió con la Constitución y la ley a pies juntillas.

El presidente Luis Lacalle Pou resultó ser un gran capitán en la tormenta, y un político que no sometió las urgencias del país al mezquino cálculo electoral. Pensó y trabajó duro para mejorar la vida de todos los orientales, sin exclusiones. Junto a él hubo hombres y mujeres que lo acompañaron y ejercieron sus cargos con compromiso y responsabilidad. Fueron muchos más, pero no puedo dejar de mencionar a los ministros: Daniel Salinas, Pablo Mieres, Nicolás Martinelli y Azucena Arbeleche. A todos ellos vaya el reconocimiento por haberlo dado todo para hacer de este un país mejor.

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