La clave de desempeño de un sistema educativo radica en tener la voluntad, las herramientas y los recursos para materializar el principio que todos los alumnos preocupan por igual con independencia de sus contextos y circunstancias, así como de sus capacidades.
La generación de oportunidades, procesos y resultados de aprendizajes relevantes para la persona y la sociedad, debiera ser el norte de referencia, sin excepción, de los sistemas educativos.
La preocupación por los aprendizajes no es una novedad, pero sí quizás lo sea colocar una serie de ideas fuerza sobre los aprendizajes en un marco integrado de reflexión y de acción. La propuesta de Eduy21 de una educación compacta y progresiva de 3 a 18 años se sustenta en diez pistas sobre los aprendizajes. Veamos cada una de ellas.
En primer lugar, los avances en la neurociencia de los aprendizajes nos están señalando que cada cerebro es un mosaico único de características (Joel, 2015) que juega un rol esencial. Como se señala en el Libro Abierto: Propuestas para apoyar el acuerdo educativo” (www.eduy21.org), “el cerebro incide en los aprendizajes pero asimismo los aprendizajes estimulados por sus entornos inciden en el desarrollo del cerebro. Es una relación de ida y vuelta que debe sostenerse, a la vez, en políticas sociales y en un sistema educativo que desde edades muy tempranas potencie aprendizajes y anticipe dificultades de aprendizaje”.
En segundo lugar, analizar detenidamente cómo se desarrollan los procesos y de qué manera el conocimiento de los mismos puede contribuir a apuntalar los aprendizajes en las diferentes disciplinas. El neurocientista Stanislas Dehane sostiene que las ciencias cognitivas han permitido identificar los cuatro factores principales de éxito de los aprendizajes: la atención del estudiante, su involucramiento activo, la devolución de información por el docente y la consolidación de los saberes. Entender qué procesos están asociados a cada uno de estos factores es fundamental. Por ejemplo, una de las claves de la consolidación de saberes es la repetición para lo cual es esencial trabajar la memorización en las clases. También saber que el hipocampo cerebral -órgano implicado en la memorización- está fuertemente activo durante el sueño (Le Numerique, 2018).
En tercer lugar, se insiste con razón que los aprendizajes de cualquier orden, estás sustentados en fundamentos éticos y tienen implicancias éticas. No hay aprendizajes desprendidos de valoraciones sobre sus finalidades y cómo contribuyen al desarrollo integral de la persona. Cuando se pretende que los aprendizajes cobren independencia respecto a su sustento educativo, los mismos pierden sentido y puede que los alumnos y como adultos, los apliquen sin tener conciencia de su propósito.
En cuarto lugar, se reconoce que los aprendizajes no tienen límites ni fronteras ni barreras respecto a la edad, el contexto, la forma de administración (público/privado), el enfoque educativo y los ambientes de aprendizajes. Internacionalmente este concepto se reconoce como aprendizajes a lo largo y ancho de la vida (Unesco UIL, 2017) asumiendo que todas las personas tienen un potencial de aprendizaje a descubrir y fortalecer. En tal sentido, los gobiernos son responsables en facilitar oportunidades de formación bajo diversidad de formatos para que cada persona sea protagonista y reguladora de sus aprendizajes, de cara a un mundo del trabajo en disrupción.
En quinto lugar, la sostenibilidad y el impacto de los aprendizajes en el tiempo guardan una fuerte relación con su progresividad entre niveles educativos (por ejemplo, lo que hoy es entre educación primaria y media), así como entre ofertas educativas y ambientes de aprendizaje. La continuidad de los aprendizajes en las edades de 3 a 18 es garantía de un desarrollo fluido de conocimientos y competencias que contribuyan a desarrollar diversos roles en la sociedad.
En sexto lugar, se requieren nuevas formas de organizar las áreas de conocimientos y las disciplinas para propiciar aprendizajes con sentido a la luz de cambios disruptivos. La disrupción jaquea las formas tradicionales en que priorizamos, enseñamos y evaluamos contenidos educativos. Por ejemplo, la integración de las matemáticas, la robótica y la programación, o de la educación Steam (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas por sus siglas en inglés), son necesarias para responder a problemas que emergen como desafíos inter-disciplinarios.
En séptimo lugar, la visualización de los alumnos como productores, usuarios y aplicadores de conocimientos que son transversales a disciplinas, temas y proyectos. Esencialmente el conocimiento es saber com- binar conceptos claves y contenidos esenciales para responder a cada situación de aprendizaje que trae consigo oportunidades, desafíos y restricciones.
En octavo lugar, la diversidad de experiencias de aprendizajes englobando el aprender a conocer, a ser, a hacer y a vivir juntos, es fundamental para educarnos como personas, ciudadanos, emprendedores, trabajadores y comunidades. Los aprendizajes no deben contraponerse entre blandos y duros ya que cada uno de los mismos tiene cuota parte de responsabilidad en contribuir al desarrollo integral y balanceado de la persona.
En noveno lugar, la personalización de los aprendizajes es el correlato de asumir que cada alumno aprende de manera única e irrepetible. El currículo -esto es, el para qué y el qué de la educación y de los aprendizajes- y la pedagogía -el cómo efectivizarlo- son esencialmente herramientas de personalización de los aprendizajes para lograr descubrir y apoyar el potencial de aprendizaje de cada alumno. No es que el alumno deba adaptarse a una pedagogía que lo entiende o lo encasilla de determinada manera, sino que el docente tiene que manejar confiable y sol-ventemente las pedagogías de enseñanza para hacer emerger ese potencial.
En décimo lugar, se debe asumir el desafío de apuntalar una relación que emerge como triangular entre docentes apreciados y apoyados en los roles de guías y facilitadores, alumnos protagonistas y reguladores de sus aprendizajes, y herramientas de la inteligencia artificial que ayudan a personalizar la motivación, las necesidades, los enfoques, la progresión y la evaluación de los aprendizajes.
En suma, una manera posible de evidenciar progreso en los sistemas educativos es preguntarse si estas 10 pistas sobre los aprendizajes están permeando el trabajo en el centro educativo, así como las propuestas curriculares, pedagógicas y docentes en curso. No se trata de solo quedarse con inventariar experiencias que van en esta dirección, lo cual es necesario y saludable. También implica saber sin cortapisas si el cerno del sistema educativo se apropia de estas pistas.