aumento de salarios
La economía se aceleraría este año, con menor creación de empleo y algo más de inflación.
El incremento otorgado estaría por encima de la inflación proyectada anual.
Javier de Haedo advierte que "el cierre del año pasado y el inicio del presente, en materia fiscal, dan para encender algunas luces amarillas"
La negociación de una mejora salarial no se puede improvisar, hay que elaborar argumentos sólidos para convencer al jefe.
OPINIÓN carmignac (*) Se espera que la inflación descienda significativamente en Europa a partir de septiembre. ¿Cabe prever entonces un retorno rápido y duradero a la situación anterior a la pandemia? Seguramente no. Tras haberlo negado, luego subestimado y después considerado algo sin recorrido, el retorno de la inflación es ya una realidad patente para todos. Creer que podemos reprimir esta inflación sin que se produzca una ruptura importante es ciertamente una ilusión, dadas las fuerzas estructurales que le dan vida (demografía menos partidaria del ahorro y la inversión, comercio mundial a la baja, transición energética...). Ante este nuevo entorno que se está imponiendo a pesar nuestro, hay que explorar tres vías: el aumento de los salarios reales (es decir, ajustados a la inflación), la reindustrialización para reducir la dependencia energética e industrial y la conciliación entre ética y eficiencia económicas.