Gonzalo Tancredi repasa la contribución de los físicos galardonados por sus trabajos sobre agujeros negros
Científicos que trabajaron con Stephen Hawking publicaron su último intento de responder a los misterios de los agujeros negros
Un equipo de investigadores ha logrado establecer en Chile que la luz que emite un agujero negro al "alimentarse" está determinada por la cantidad de materia que "come".
Ubicados en la constelación de Ofiuco, estos dos cuerpos celestes se encuentran a unos tres mil años luz de distancia con una gran particularidad: dos vientos ionizados provenientes del núcleo galáctico y de la formación estelar al mismo tiempo.
La figura humana está, más que sentada, derramada sobre un extraño sillón con ruedas, provisto además de otro tipo de mecanismos.
Más allá de las denuncias sobre las elecciones en EE.UU. que aún se investigan, el caso Skripal huele a operación a varias puntas. Primero: un veneno fácilmente asociable al laboratorio, primero soviético, luego ruso, aunque por su parte, ellos lo nieguen una y otra vez.
Según The New York Times, el físico solicitó en 2002 que la fórmula fuera escrita como epitafio.
Los agujeros negros crecen más y más rápidamente que las estrellas de las galaxias donde se ubican y son más grandes de lo que se creía hasta ahora, según un estudio en el que participó el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC).
El célebre físico británico Stephen Hawking, desde hace años reducido a comunicarse mediante una máquina, se acerca al premio Nobel -el único gran galardón que le falta- tras la comprobación de su teoría sobre los agujeros negros, según el Times de Londres.
Recientes descubrimientos demuestran su diversidad y vínculo con la Vía Láctea.