Uruguay preparado para construir más barcazas

En conjunto. Tsakos y la Armada listos para industria naval

EMILIO CAZALÁ

Se terminó la cuarta y última barcaza para armadores uruguayos pero los talleres Navales de la Armada y de Tsakos sostienen que están en condiciones de construir muchas más unidades en menos tiempo con calidad internacional.

Días pasados los talleres navales de la Armada botaron su segunda barcaza, "TFF4", una gigante embarcación de casi 90 metros de largo con capacidad para cargar 3.500 toneladas, que más bien parecía un enorme barco al que sólo le faltaba motores. ¡Impresionante! Su montaje fue de tal calidad, que mereció la clasificación del ABS internacional, lo cual es un orgullo para nuestros recursos humanos. Y aquí hay que hablar de cosas que no deben tener su fin sino que sean el comienzo de una actividad, que en el Uruguay tuvo un brillante pasado desde fines del siglo XIX. Las dos embarcaciones y las otras dos construidas por Tsakos para la empresa armadora uruguaya Transportes Fluviales Fray Bentos (TFF), nos llamó a la reflexión por todo lo histórico que tiene y por el futuro que nos promete. En todas partes del mundo, donde los ríos riegan muchísimos países, está cobrando fuerza el transporte fluvial estimulado por dos fuertes causas: el alto costos de los combustibles que lo hace ventajoso frente a otros sistemas y la protección del medio ambiente. Ya sea en buques fluviales o en barcazas, el transporte acuático sigue llevando la delantera, 4 a 1, cuando se compara con camiones y ferrocarriles. Pero además en Europa hay una política para estimular el transporte fluvial para descongestionar las carreteras europeas, mediante incentivos económicos.

En la Hidrovía Paraguay-Paraná se manejan 12 millones de toneladas y pronto serán 24 millones cuando hace apenas 10 años no se llegaba a la mitad. Había 300 barcazas que conocimos hace 20 años y ahora llegaremos este fin de año a las 2 mil de las cuales 600 fueron incorporadas en estos últimos tres años y medio. Una vasta y rica región del NE argentino por lo menos el NOA ha puesto su vista en puertos del Paraná, para sacar su creciente flujo de productos al exterior. Y para esto se necesitan además de los puertos los barcos y barcazas. En esta visión hay que incluir también los puertos del río Uruguay cuyas poblaciones tienen riquezas para sacar y para satisfacer esta demanda hacen falta barcazas y remolcadores.

CONCEPCIóN. Por estos días, empresarios privados y públicos de ambos países, estarían negociando para traer cargas desde el puerto de Concepción del Uruguay sea para posicionar en Nueva Palmira o en Montevideo en tránsito para el exterior y es otra oportunidad de más transporte fluvial. Esto además demuestra que ambos países ribereños tienen intereses comunes.

Para esta reactivación fluvial hay que contar con más unidades de barcazas: o las construimos en la región o importamos usadas. Astilleros de Argentina, Paraguay y Brasil las están construyendo y en este enorme mercado Uruguay ha participado únicamente con un mínimo de unidades así que nos queda un ancho camino por delante, hay que negociar, hay que pedir.

También la explotación de yacimientos de minerales en Bolivia y Brasil esta trayendo una explosión en la demanda de barcazas. La empresa RTZ (Río Tinto) instalada en Colonia, estaría ordenando la construcción de 100 barcazas en Argentina en cuyo proyecto podría participar Uruguay con algunas unidades.

De manera que la demanda de barcazas se hace sentir día a día tanto para el escenario del río Uruguay como en la Hidrovía P.P. Los talleres navales del Uruguay han demostrado tener idoneidad para esta artesanía. La primera de las barcazas demandó tantos días de labor, pero en las siguientes, construidas por la Armada y por Tsakos, se acortaron los tiempos y se incrementó la calidad. Hubo tropiezos al principio que preferimos soslayarlos, pero si queremos reactivar esta industria para ocupar mano de obra uruguaya, todos los involucrados del sector privado y público, empleados y empleadores, deben asumir un compromiso mayor de llevar adelante estos emprendimientos artesanales con éxito, con calidad y en el menor tiempo, para poder competir. No le podemos exigir al armador de las embarcaciones que las pague más caras por ineficiencias de otros o el pago de multas por incumplimiento en la entrega.

La experiencia nos está diciendo que en este tema hace falta establecer políticas de Estado para manejarse con negociaciones que protejan nuestros intereses siempre sobre la base de competir. Muy pocas veces pedimos la intervención del Estado, no para regular, sino que debería involucrarse para abrir caminos a los emprendimientos privados. Nosotros conocemos técnicos e ingenieros que han trabajado ahora para la Armada como asesores, muy capaces que desbordan de entusiasmo para desafíos de construcción naval, como lo hicieron en el pasado y algunos de ellos construyeron pesqueros en el fondo de su casa que resultaron ser un éxito. Uruguay ya ha construido en el pasado barcos de pasajeros.

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