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Uruguay lidera iniciativa en la OMC de impulso a Mipymes

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Sede de la Organización Mundial de Comercio. Foto: Reuters

RECUPERAR LA TRADICIÓN HISTÓRICA

El objetivo es que se integren al comercio internacional de forma eficiente.

Uruguay tiene una larga historia de participación en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y “reafirmar esa presencia y potenciarla” fue el objetivo que se trazó el embajador José Luis Cancela cuando en 2017 dejó el puesto de vicecanciller y pasó a desempeñarse como representante del país en el organismo con sede en Ginebra.

En diálogo con El País, Cancela contó que en la última reunión ministerial de la OMC -el órgano máximo de decisión, que reúne a todos los ministros de Comercio del mundo- realizada hace algo más de un año y medio en Buenos Aires, los países aprobaron tres iniciativas conjuntas: para la facilitación de inversiones, para el impulso del comercio electrónico y el fomento de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes).

Estas iniciativas no necesitan el aval de los 164 miembros -las decisiones en la OMC son por consenso- sino que cada uno decide si quiere sumarse.

En el caso de Uruguay, aparte de participar recibió hace unos meses la invitación para presidir el grupo sobre las Mipymes. “Eso le ofrece al país la posibilidad de conducir una iniciativa importante dentro de la OMC”, subrayó el embajador.

Explicó que hoy del total de empresas del mundo el 90% son Mipymes y proveen el 60% del empleo. “Para un país como Uruguay es un tema de primera importancia”, indicó Cancela.

El vicecanciller José Luis Cancela participó del encuentro. Foto: M. Bonjour
José Luis Cancela. Foto: Marcelo Bonjour.

Señaló que el objetivo del trabajo es generar herramientas “para la integración de estas empresas en el comercio internacional, de manera eficiente”.

Durante los últimos meses, las reuniones informales que realizó el grupo -no es un órgano oficial dentro de la OMC al ser una iniciativa aún plurilateral- se centraron en discutir aspectos vinculadas al acceso a la información de las Mipymes para exportar, a financiamiento, reducción de costos comerciales y construcción de capacidades.

Cancela comentó que para mejorar la salida al mundo de las empresas pequeñas “el uso de Internet es un instrumento esencial”. Está en construcción una plataforma global -desarrollada por la OMC, el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad)- “pensada para el empresario, para que no precise contratar un especialista en comercio exterior y que toda la información le sea accesible”.

Hoy está en inglés y se aspira a sumar más idiomas. “Si se quiere exportar por ejemplo papas de un país a otro, la plataforma le muestra todas las condiciones de acceso, desde tarifas a medidas no arancelarias, requisitos sanitarios y fitosanitarios, y todo lo que debe tener en cuenta para ingresar a ese mercado”.

Actualmente son 90 los países que participan del grupo, pero “el objetivo es tener al conjunto de la membrecía participando, para que sea realmente una iniciativa multilateral”.

Ahora las reuniones son con el foco puesto en la próxima reunión ministerial de la OMC, a celebrarse en junio de 2020 en Nursultán, la capital de Kazajistán, donde los ministros de cada país deben ratificar el trabajo hecho por los embajadores.

“La OMC suele discutir reglas y hacer acuerdos generales. Pero el caso de las Mipymes es particular, porque hasta ahora (en el grupo de trabajo) no se plantea una discusión de reglas, no pretendemos hacer un tratado, sino cosas concretas y palpables pero con la libertad de adoptar cada miembro un método propio de trabajo”, detalló Cancela.

Sede de la OMC. Foto: Reuters
Sede de la OMC. Foto: Reuters

En esa línea, añadió que los países miembros de la iniciativa vieron que “era mejor proceder con un sistema de recomendaciones o estándares, de manera que los ministros puedan luego recomendar a cada miembro la adopción de esas prácticas, como manera de contribuir a la inserción de las Mipymes en el comercio internacional”.

Se trabaja con el objetivo “de a fin de año tener una lista de recomendaciones, para presentar a los miembros” en la cumbre ministerial de 2020.

Por otra parte, Cancela aclaró que a la interna del grupo no se avanzó en una definición de qué es una Mipymes: “es lo que cada miembro crea, para evitar discusiones porque la realidad de cada país es muy distinta”.

El diplomático remarcó que este tipo de iniciativas refutan la creencia que “la OMC es un organismo al servicio de las multinacionales y el gran capital”.

Además, Cancela dijo que apoyar a las empresas de pequeña dimensión “tiene un claro valor social”, porque a través de ellas “muchas veces se ayuda a sectores desfavorecidos de la población, y también se impulsa la igualdad de género, porque la mayoría de las Mipymes están a cargo de mujeres”.

La baja inversión y sus potencialidades

Un reciente trabajo publicado por el Centro Internacional de Comercio (ITC) se centró en las Pymes y su acceso a financiamiento. “Gran capital para pequeñas empresas” se titula y plantea que aumentar las inversiones en estas empresas en los países en desarrollo “daría lugar a dividendos exorbitantes en términos de progreso”. Habría una ganancia para los inversores y además se contribuiría a nuevas oportunidades de empleo, generando impactos en la economía en general. “Sin embargo, menos del 1% de las decenas de millones de dólares que los gestores de activos mundiales tienen bajo su administración se invierte actualmente en Pymes de países en desarrollo”, advierte.

Según el informe, “la falta de proyectos de inversión en Pymes escalables y de conocimientos sobre capacidad empresarial, así como los problemas para conectarlas con inversores, están impidiendo que los inversores encaucen más fondos hacia oportunidades de inversión que, de hacerlo, serían rentables en los países en desarrollo”.

Visto esto, se proponen distintas “corrientes” de asociación entre inversores, promotores y empresas para un desarrollo conjunto. Como sistemas de apoyo para la fundación y otorgar capital de riesgo para las start-up (firmas emergentes), o el uso de plataformas de financiación colectiva o crowdfunding. La concreción de estos métodos “depende del hecho de contar con un facilitador de la inversión sólido en la economía local”.

El estudio también propone “incorporar aceleradores en los centros de innovación”, en el entendido que “los mejores ecosistemas de start-up proporcionan un suministro constante de firmas altamente innovadoras, profesionales con habilidades de gestión empresarial, emprendedores experimentados que pueden servir como mentores y redes de inversores”. El ITC marca que “en muchos países en desarrollo, los aceleradores no se conectan con las nuevas posibles start-up”.

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