MARCELA DOBAL
Crecimiento, boom del consumo, desempleo mínimo. Esa tríada, que bien podría resumir la situación económica del país, aún es ajena para algunos. Las vidas de una obrera textil, un metalúrgico y un curtidor testimonian los resabios de la crisis.
El impacto de la crisis global que estalló en 2008 parece haberse diluido ya en Uruguay. Entre junio de ese año y abril de 2009 las industrias del cuero, automotriz, madera y textil-vestimenta redujeron al menos el 20% de sus plantillas. Despidos, seguros de paro parciales y bajas en la actividad de 15% ya parecen haber quedado atrás.
Si bien esos sectores ya atravesaron la peor parte, el gobierno sigue prorrogando las medidas para paliar sus dificultades (ver aparte). Detrás de los fríos números están las vidas de los trabajadores afectados, que ven a sus vecinos colmar los shopping, cambiar el auto o irse de vacaciones.
A Juan Carlos Asencio saben donde ubicarlo por estos días. Con seguridad lo encuentran en avenida Gallinal y Pitágoras, donde una treintena de trabajadores están ocupando hace unos 250 días los talleres de la ex fábrica Tecnoluce de la rama metalúrgica.
La empresa dejó de pagarles en marzo de 2010 y los trabajadores reclaman adeudos por US$ 350.000. "Hoy somos una cooperativa de trabajo. Estamos haciendo todo a pulmón", dijo Asencio a El País. Desde agosto, son depositarios legales de la maquinaria (cuyo valor se estima en unos US$ 60.000). "Tenemos que vigilarla hasta que se resuelva si hay remate", explicó.
Una situación similar es la de las fábricas Ingesa y Stamet, donde los trabajadores debieron agruparse en cooperativas.
"Desde el primero de marzo pasamos a tener ingreso cero. El apoyo es mutuo. Algunos tenemos suerte de que nuestras compañeras trabajen y otros reciben ayuda de padres o amigos. También nos endeudamos, pero esto ya va para nueve meses...", indicó Asencio.
El metalúrgico se siente "totalmente por fuera" del boom de consumo que se registra en los principales centros comerciales del país. "Lo miramos desde la vereda de enfrente. En una sociedad consumista es difícil escapar de ella. Los hijos de uno reclaman (en las fiestas) las cosas que tiene el compañero de escuela o los vecinos y nosotros no se lo podemos dar", agregó.
Graciela López tiene 57 años. Es una de los 320 ex trabajadores de Fibratex, la fábrica textil donde comenzó a trabajar a los 16 años. A fines de 2006 el dueño les dijo que cerraba la empresa y todos irían a seguro de paro. Desde entonces, todo fue incertidumbre y la crisis resintió aún más al sector.
"Tengo 40 años trabajando en la industria textil. Esta situación ataca el autoestima, porque es difícil empezar de nuevo a los 50. El mercado no da oportunidades para los veteranos", dijo a El País. Aseguró que hay un "nivel muy alto" de colegas con enfermedades psicológicas y "el consumo de ansiolíticos y antidepresivos es brutal".
López, que además es secretaria general del Congreso Obrero Textil, sabe bien que la suya no es una excepción en el sector del tejido plano, donde el 60% de los trabajadores son mujeres. "Tenemos compañeros que tomaron trabajos en la construcción. Para las mujeres es más difícil", dijo. Muchas terminaron empleándose en casas de salud, hogares de ancianos o haciendo limpiezas por falta de capacitación para realizar otras actividades, según explicó. Teniendo en cuenta que el salario promedio de los textiles ronda los $ 9.000, esto implica bajar las condiciones de vida. "Los trabajos que se consiguen son de peores condiciones, con peores salarios y teniendo que pagar derecho de piso en todos lados a los 50 años", agregó.
El buen desempeño de las ventas por las fiestas tradicionales le recordó a López que los trabajadores uruguayos mejoraron sus salarios y condiciones de trabajo, aunque no sea su caso. "Uno a veces no puede siquiera comprar el regalito de Navidad. Entonces vas y comprás algo de $ 50. Olvidate del regalo de la bicicleta para los nietos, para nosotros es algo inaccesible", dijo. Lo mismo corre para seguir las indicaciones de los médicos, porque cuidar la dieta es caro y los medicamentos aún más.
La actividad de las curtiembres empezó a repuntar con la reactivación de la demanda externa por autopartes, ya que el 60% de la industria local exporta cuero para automóviles.
Leonardo Cavia, dirigente de la Unión de Obreros Curtidores, dijo que los trabajadores se enfocaron en "subsistir, ver de qué forma mantener el mismo nivel de vida" aunque la incertidumbre siempre está latente. "Sabemos que estamos y si viene una ola nos ahoga a todos y existen problemas de competitividad que en el futuro nos pueden afectar", agregó. Las decisiones de gastos mayores debieron ser postergadas. "Los que tienen una reforma para hacer en su casa no la concretaron o algún compañero que tenía ganas de cambiar la moto o el auto no lo hizo", dijo.
Entre ellos prima la cautela y sus gastos se economizaron. "Con un salario promedio de $ 15.000 te da para gastos de manutención, no podés darte lujos. En las fiestas, en vez de sidra en botella de vidrio, había en botella de plástico. Y lo que compramos lo hacemos a través de deuda, porque la capacidad de ahorro es muy poca. Pero no me puedo endeudar si no estoy seguro de cuánto voy a ganar", concluyó.
Gobierno sigue apoyando con medidas
Las industrias más afectadas por la crisis global recuperan de a poco sus niveles de actividad y el gobierno sigue apoyándolas, extendiendo el régimen especial de paliativos que les otorgó a fines de 2008.
En diciembre, el Banco Central volvió a prorrogar hasta el 30 de junio de 2011 la baja en la tasa de prefinanciación de exportaciones que deben pagar a la autoridad monetaria las cadenas textil-vestimenta y los sectores automotriz, cuero, marroquinería y calzado, madera para la construcción y papel estucado. Así, se mantendrá en 2,78% y no volverá al 1,78% previo para un plazo de 180 días.
Esto se suma a que, en septiembre el Poder Ejecutivo le dio carácter permanente a las deducciones del Impuesto al Valor Agregado (IVA) incluidas en las compras de gasoil destinadas al ciclo productivo de las industrias manufactureras.
Las ventas industriales cayeron 12% interanual en la rama de minerales no metálicos y metálicas básicas y 8% en las textil-vestimenta y cuero, de acuerdo al índice de volumen físico correspondiente a octubre, que elabora la Cámara de Industrias. En ambos casos, los niveles de actividad no superan los previos al impacto de la crisis internacional a nivel local.