EMILIO CAZALA
Cada vez que Argentina se ofrece dragar los canales de los Ríos de la Plata y ahora del río Uruguay, temblamos porque ya sabemos cómo termina la pretendida donación por aquello de que el que draga administra y además se hace dueño del canal y de los peajes. Esta es una práctica ya aceptada y consta explícitamente en el Tratado de Límites Argentino-Uruguayo (Río de la Plata y seguramente en el Estatuto del Río Uruguay) lo cual es algo que alguien puso allí, que estamos seguros no fuimos nosotros, aunque seamos culpables de haberlo aceptado.
No hay que dejarse bloquear para no entender que esta es una vieja maniobra geopolítica de nuestros hermanos, que por cierto los queremos, que duda cabe, pero que por encima de todo, ellos entienden que el Río de la Plata y el Río Uruguay les pertenece mas allá de los acuerdos. Es así entonces que frecuentemente nos han marginado y en el mejor de los casos nos consideran los hermanos pobres, bajo cuyo concepto siempre se han dado ventajas inmoderadas e indebidas, que también nosotros hemos aceptado. Estamos hablando de los gobernantes, no de los pueblos, por supuesto.
Hoy con Tratados Marítimos y Cartas Reversales no nos dan corte y hacen los que se les canta, vocación que manejan desde antes de Perón y después de Perón. Por lo menos ese es el comportamiento en el Río de la Plata de la empresa concesionaria Hidrovía S.A. con la vista gorda del gobierno argentino. Por ejemplo cuando Duhalde en plena crisis retiró el subsidio de 40 millones de dólares a Hidrovía S.A, la solución de ésta empresa fue, sin previa consulta con Uruguay anunciar por avisos de prensa el incremento de las tarifas de los peajes. A nosotros se nos aviso un 31 de diciembre del 2002 a las 10 de la mañana para entrar en vigencia el 1 de enero del 2003, como para que pasara en medio de los pan dulces. Argentina, por cortesía al menos, debió haber llevado el tema para su discusión al seno de la CARP y no lo hizo. Uruguay hasta hoy no incremento los peajes y así lo protestó el delegado uruguayo Dr. Alberto Zumarán que lo hizo casi a las 6 de la tarde de ese fatídico 31 de diciembre del 2002 como para dejar sentada la protesta. Eso lo recordamos muy bien. En estas cosas del Río de la Plata hay una larga lista de omisiones y faltas, que no son nuestras por cierto y seguramente las debe haber en el Río Uruguay por ejemplo esta ultima que Kitchner anuncia que dragara el río Uruguay y en la CARU no saben nada. Y conste que somos de los que nos sentimos hermanos de la Argentina porque somos el mismo pueblo, por tradición, por el mismo origen, porque tenemos familiares en Buenos Aires y amigos y porque es nuestra segunda patria. Nosotros practicamos ésta filosofía, ellos sólo lo recitan frecuentemente. Y quede claro que siempre hemos prescindido de sus políticos de turno.
Hace algunos días leímos en nuestro diario bajo el titulo "Argentina cargaría con el dragado" (del Río Uruguay), una oferta del Presidente argentino, ante cuya lectura nuestra primera reacción fue ¡no señor! , Argentina no tiene que cargar con ningún dragado. Eso es una obra conjunta en la que ambos gobiernos deben acordar desde la CARU porque ya sabemos como terminan esos graciosos ofrecimientos presidenciales pese a que algún jerarca del gobierno uruguayo despistado lo festeje como una alentadora noticia. Las buenas noticias son apegarse a los Acuerdos o Tratados. Los asuntos del río Uruguay y del Río de la Plata no se arreglan desde la presidencia de ambos países sino desde las leyes, cumpliendo los Tratados y Notas Reversales existentes y bien firmadas. Son asuntos que no dependen de los jugos gástricos o de los humores de ningún presidente. Para evitar eso Uruguay y Argentina, con Perón como presidente, firmamos el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo en 1973. Así que para nosotros el ofrecimiento de donación, en este caso Río Uruguay, debió hacerlo la delegación argentina desde la CARU y de acuerdo con el Estatuto del Río Uruguay de 1975. Es en los organismos binacionales o Comisiones administradoras del Río Uruguay (CARU) y del Río de la Plata (CARP) dónde deben resolverse los problemas en cuyos organismos prevalece la mejor voluntad de entendimiento, porque nos consta. Y aún recordamos la hermosa entrevista que en 1998 hicimos al Embajador García Moritain, hoy Vicecanciller y su comprensiva actitud hacia Uruguay. O de lo contrario a través de la Cancilleria argentina a la Cancillería Uruguaya.
En cuanto a l Río Uruguay hay cuatro pasos limitantes, bien conocidos y de fondos no duros, arena y barro, que deben dragarse y que en total no suman mas de 4 kilómetros de extensión: Punta Caballos, Punta Amarilla, Punta Barrizal y Paso Marques, que son las limitantes a poca distancia de Fray Bentos. Por mas que a principios de los años 90 se hizo un exhaustivo estudio de las distintas alternativas en lo referente a obras que presentaba el río Uruguay donde se hablaba de un canal hasta Concepción del Uruguay a 23 pies de calado con una solera de 100 metros. Creemos que el río Uruguay a 23 pies es rentable aunque se hayan manejado los 28 pies.
ACUERDO. Pero un viaje comienza con el primer paso. Primero, en la CARU debemos ponernos de acuerdo a qué profundidad debemos dragar y luego poner en acción -de común acuerdo- el proceso licitatorio del propio dragado, el boyado y el señalamiento, obras que ambos países deben pagar por mitades. Si a la Argentina no le interesa dragar esos cuatros pasos, nada de dilaciones, pues por las reglamentaciones, el otro socio puede dragar a su cuenta cumpliendo con determinados procesos. Todo esta previsto en el Estatuto del Río Uruguay. Pero gratis, en materia de dragar canales de propiedad común, pagados por Argentina, ¡NADA!, Gracias. Y cuando se trate de cual profundidad, aclarar bien si es tocando el fondo, tocando el barro o la loza; o si es el barco flotando y cuanta agua debajo de la quilla. Y si se ponen boyas, quien las paga, las administra y mantiene. Y si es voluntad establecer peaje para los usuarios, estudiar bien, si es el deadweigth del barco, o lo que carga el barco, o su eslora y manga y hasta el color del barco. Y sobre todo aclarar bien los porcentajes a pagar por cada tramo de navegación. Y prever hasta las mareas que suelen marear a más de uno. Y ponerse de acuerdo cual es el cero cuando se trate de mareas. Recordar que el cero para Uruguay está en el Cabildo y para Argentina en la Catedral de Buenos Aires o el Riachuelo y ambos no coinciden. Y sobre todo cuando hablemos de costos de dragados, analicemos bien, porque de repente no son lo que ellos dicen. Luego habrá que estimar costos de mantenimiento de las obras y si a eso se aplica IVA y cómo resolver discordias. Hay que preverlo todo. Por lo demás, hace varios años, ejecutivos de ENCE mostraron su interés en dragar a su cargo aquellos cuatro pasos que era un proyecto que rondaba los 4 millones de dólares, ahora vemos que Kirchner hablo de 90 millones de pesos o sea 30 millones de dólares. ¡Epa!
Los viejos proyectos o aspiraciones de dragado del río Uruguay hablan de profundidades políticas mas que profundidades reales. Las limitantes en dichos cuatro pasos andan en los 17 pies dependiendo no de las mareas sino de la cantidad de agua que venga de arriba. Estamos hablando de hace algunos años así que todo ha cambiado ahora con la presencia de la celulosa y es de presumir que ya no subirían por el río Uruguay los grandes barcos tronqueros o chiperos sino otros de menor calado y tamaño haciendo suficiente los 23 y como decimos rentable. Es en estas cosas tenemos que ponernos de acuerdo. No se puede formar una sociedad cuando a uno de los miembros se lo pone de rodillas.
Así que por favor Argentina cargaría con el dragado ¡No!
Ambos países deben cumplir sus obligaciones por el Estatuto del Río Uruguay.
Dicen que en las negociaciones siempre se pierde algo, bueno, en las que vienen tratemos de no perder más.