EMILIO CAZALÁ
Con esta cuarta nota, daremos por finalizado nuestro informe acerca de las centenares de prestigiosas y monolíticas empresas navieras internacionales que escalaban en Montevideo y desaparecieron en estos 50 años, y cuyos barcos de pasajeros y carga conocimos. Fueron empresas que se esfumaron por crisis económicas regionales y mundiales, por fusión, venta o asociación con otras, errores propias y también por efectos políticos.
Tener barcos, ser armador, en todos los tiempos ha sido y es un negocio de riesgo constante. En el pasado histórico seguramente en el ámbito marítimo, se vivieron procesos similares aunque no tan frecuentemente porque las empresas, de propiedad familiar, tenían larga vida comercial. Pero la II Guerra Mundial y la paz, trajeron problemas y también grandes cambios y así desaparecieron cientos de líneas de aquellos gigantes.
Las causas que llevaron a su extinción fue la falta de creatividad, administración imprudente, desconocer los cambios tecnológicos, crisis económicas de países dentro de la influencia de líneas navieras, inoperancia de sus puertos, falta de proyección empresarial, la aparición del contenedor, pérdida de capacidad financiera, la no inversión, competencia de otras líneas navieras, o las decisiones políticas que nunca faltan. A la lista habría que añadir los navieros que se mueren, herederos de riesgo como son los hermanos, casamientos de los herederos y sus repartos, en fin, siempre hay cambios.
Todas estas líneas de gran prestigio como la Mala Real Inglesa, Blue Star Line, Bank Line de Inglaterra, Houlder Line, Lamport & Holt Line; las españolas como Ybarra de Sevilla y Aznar de Bilbao, la Italia di Navigazione, Lloyd Triestino, Lloyd Sabaudo, las americanas Moore McCormack Line y Delta Line, las argentinas Dodero Line, privada y la estatal ELMA, la dinamarquesa Lauritzen, la sueca Johnson Line, la Rotterdam Zuyd America Line, Royal InterOcean Lines, de Holanda, y las francesas Chargeurs Reunis, Compañía Sud-Atlantique, y Societe Generale des Transportes Maritimes, acerca de las cuales nos vamos a referir hoy.
FRANCESES. Las líneas marítimas francesas integran parte de nuestra historia. El primero de los barcos que llegó a Montevideo con 800 inmigrantes para Brasil, Uruguay y Argentina fue el "Belgrano", un barco a motor y velas de 107 metros de eslora. En 1909 vendría el "Quessant" que inauguró la construcción del Muelle B con 720 inmigrantes.
Exactamente desde mediados del siglo XIX comenzaron a caer por estas latitudes los barcos de carga europeos mayormente ingleses, franceses y alemanes y estamos hablando de 1870. En los primeros viajes trajeron inmigrantes y llevaron cueros, granos y lanas pero eran también barcos correos por acuerdos internacionales.
Aquellas tres empresas nacidas en el siglo anterior lograron prolongar su existencia hasta pasada la segunda Guerra Mundial; las conocimos y a sus barcos. Eran la Societe Generale des Transportes Maritimes a Vapeur cuyos dos barcos iban al Mediterráneo el "Provence" y "Bretagne", Chargeurs Reunis cuyos tres barcos con cinco estrellas iban al Norte de Europa y sus barcos eran el "Claude Bernard", "Lavoisier" y "Louis Lumiere" y estaba la Cie. Sud-Atlantique que tenía dos barcos, el "Lennec" y "Charles Tellier". Más tarde Chargeurs Reuni absorbió a la Cie. Sud-Atlantique y se quedó con los cinco barcos. Eran buques de pasajeros. El "Laennec", por ejemplo, fue un barco de l63 metros de eslora, construido en 1951 con capacidad para unos 360 pasajeros en dos clases y alrededor de 7 mil toneladas de carga. Años más tarde descubriríamos que estos barcos serían de los más grandes de la marina mercante francesa destinados a Sudamérica, excepto el Pasteur, "L`Atlantic", "Lutetia", "Masilia" y el "France". Y es que Francia daba mucha atención a Sudamérica. Estas líneas francesas fueron representadas desde mucho antes de la guerra por la empresa Navifrance S.A., que estaba en 25 de Mayo 350 esquina Solís, edificio que aún existe. Esta fue sustituida por Cía. Atlas de Navegación y más tarde por Francisco Mitrano.
A fines de los 80 se formó el consorcio Euresa integrado por CGM, la inglesa Blue Star Line y Cía. Maritime Belge y algunos años funcionó. También existió la línea francesa D`Orbigny cuyos barcos cargueros "Ablon", "Luchon", "Vernon", "Crozon", etc., venían a Montevideo lo mismo que los barcos de otra línea francesa que fue la de Louis Dreyfus, absorbida por D`Orbigny. Pero los cambios vinieron para todos y por ejemplo Chargeurs Reunis, abandonó el negocio marítimo y optó por el negocio de acopiador de lana.
En 1996 la Cie. Generale Maritime, que era del Estado, se privatizó y a partir de allí un proceso muy breve llevó a la formación de la actual CMA-CGM la empresa naviera tercera en el mundo hoy.