INFLACIÓN

Desde el Banco Central (BCU) esperan que durante el mes de septiembre “ya se van a empezar a ver algunas señales de desaceleración de la inflación”, lo que llevaría a que el indicador cierre el año en un guarismo menor que el actual (se aceleró a 9,6% en los 12 meses a julio, su mayor nivel en el año), aunque todavía por fuera del rango meta fijado por las autoridades de entre el 3% y el 6%. Así lo afirmó el presidente del BCU, Diego Labat ayer al ser consultado por El País en conferencia de prensa.

Para la autoridad monetaria, la principal preocupación y “desvelo” actualmente es que aún no se ha logrado anclar las expectativas de inflación de los agentes económicos. En este sentido, Labat dijo que confía en que si este mes la inflación comienza a desacelerarse, “eso debiera terminar incidiendo algo” en las expectativas.

En la última Encuesta de Expectativas que publica el BCU, los economistas, consultoras, bancos y AFAP previeron en mediana -se ordenan las respuestas de menor a mayor y se toma la del centro- que la inflación será de 8,73% este año, lo que implicó un aumento en comparación con la proyección del mes anterior, cuando habían estimado que el indicador se ubicaría en 8,6%.

“A nosotros lo que nos preocupa” es que a pesar de que la suba de la inflación del último tiempo sea “conyuntural”, las expectativas de los agentes “siguen estando fuera” del rango, dijo Labat.

En ese sentido, remarcó que el “esfuerzo” del BCU y el mensaje que busca dar a través de su política monetaria (mediante la suba de la tasa de interés) es el de “ser muy duros y más contractivos”, de forma de poder “conseguir que las expectativas de inflación de acá a 24 meses empiecen a caer dentro del rango” meta fijado por el gobierno. Para Labat, “la fuerza” de la política monetaria sumada a las señales “que muestren que la desaceleración (de la inflación) ya es un hecho”, hará que las expectativas de los analistas cedan.

Asimismo, indicó que los precios de algunos productos como el trigo “ya comenzaron a bajar” a los niveles previos a la guerra en Ucrania, y eso debería incidir en una baja de precios. “Una de las cosas que queremos es lograr que los precios dejen de ser rígidos a la baja”, remarcó.