A partir del cierre de Calcar, la reestructuración de Coleme y otras firmas que atraviesan dificultades, la industria láctea en Uruguay comenzó a monitorearse con mayor detenimiento por parte de las autoridades, que catalogan como una “preocupación de todos los días” la situación actual del sector. Asi lo indicó a El País el director nacional de Industria del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Adrián Míguez, quien agregó que existe una “permanente comunicación” interministerial sobre el asunto.
En relación a Calcar, Miguez señaló que existen “propuestas maduras” para que retome la actividad, aunque señaló que aún resulta prematuro adelantarse a posibles medidas ya que la empresa se encuentra bajo la intervención de un síndico. “Nuestra intención es salvar la unidad productiva”, dijo.
Además, el funcionario sostuvo que tras realizar un análisis de las deudas de la empresa, las autoridades se encuentran en la búsqueda de aplicar otros instrumentos de financiamiento además del Fondo de Reconversión de la Industria Láctea (FRIL), sobre el cual señaló que “tiene posibilidad de mejora”.
Por otra parte, el director de Industria explicó que con el objetivo de aumentar la competitividad de las empresas de la industria, se estudian algunos ratios establecidos por el MIEM vinculados a la cantidad de trabajadores por cada litro de leche producida. En ese sentido, resaltó que la producción de algunos quesos implica una mayor mano de obra.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Uruguay produce alrededor de 2.200 millones de litros de leche por año, consume 232 litros per cápita y se ubica en el 9° lugar de países exportadores.
Primeras señales
Las dificultades que atraviesa el sector lácteo en Uruguay no son una novedad de los últimos meses, sino que la situación se remonta a años atrás. Uno de los negocios que más comprometió a la industria láctea local fue el acuerdo firmado con Venezuela en 2016, para la colocación de 40.000 toneladas de leche en polvo por parte de Conaprole y 12.000 toneladas de queso por parte de Calcar, Claldy y Pili, según explicó el presidente del Inale, Ricardo de Izaguirre, quien agregó que aún se adeudan US$ 30 millones de entonces.
A esto se le sumó una desmejora en los precios de las materias primas a nivel internacional que se había generado desde 2013, de acuerdo con lo que comentó a El País el economista de la empresa Exante, Agustín Stanham.

Las inversiones de Calcar en Venezuela generaron pérdidas por unos US$ 10 millones, según había explicado a El País el presidente de la Asociación Laboral de Trabajadores de Calcar (Altrac), Luis Guigou. y por este motivo, la empresa cerró las puertas de su primera planta ubicada en la localidad de Carmelo, Colonia, en 2023. Por su parte, los pasivos de Pili alcanzaban los US$ 50 millones y sus campos ubicados en Paysandú y Florida se remataron por unos US$ 7 millones en 2019.
En el caso de Calcar, el pasado 10 de abril se declaró el concurso de acreedores y se encuentra a la espera de un inversor que adquiera la planta ubicada en Tarariras que cesó su actividad el 2 de abril. Según la central de riesgos del Banco Central (BCU), Calcar mantiene deudas con el Banco República (BROU) por US$ 14,8 millones, el banco HSBC por US$ 1,8 millones, el banco Itaú por US$ 627.000 y con el BBVA por US$ 515.000.
Otra empresa que presentó algunas dificultades es Granja Pocha, que hasta 2023 tenía el 2% de la participación en la industria. Esta fue adquirida por el grupo francés Lactalis, que opera desde 2015 en Uruguay tras la adquisición de Industria Láctea Salteña (Indulacsa) y comercializa leche y manteca en el mercado local bajo marcas como Parmalat y Président. El País consultó con Grupo Lactalis a propósito de su situación, pero la empresa prefirió no brindar declaraciones.
Reestructuraciones
Fundada en 1932, la Cooperativa de Leche de Melo (Coleme), fue la primera del país y una de las que empezó a mostrar síntomas de desequilibrio en 2017 cuando presentó los primeros atrasos en el pago de leche a los tambos. Ese mismo año, venció el convenio con Conaprole, que consistía en la producción de quesos por parte de la cooperativa arachana y su comercialización en manos de Conaprole, según informó a El País el presidente de la cooperativa, Boris Revello.
Revello señaló que también presenta deudas “manejables” con la empresa que facilita insumos a los tambos y estimó que en julio de este año se complete el pago de todos los pasivos. Por otra parte, agregó que además del Fondo de Reconversión de la Industria Láctea (FRIL) “se están manejando otras herramientas de ayuda” en reuniones con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y el MIEM.
“La reestructuración se tendría que haber hecho en 2017”, dijo el presidente de Coleme, quien señaló que a pesar de atravesar dificultades, “no planea cerrar” la cooperativa. La reestructuración de Coleme comenzó en noviembre de 2024 con una primera etapa que tercerizaba la cadena de distribución de los productos, que hasta entonces era la única empresa láctea que se encargaba de este proceso. Revello señaló que Coleme “está al día” en pago de sueldos, salarios vacacionales y aguinaldos.
A propósito de Claldy, el presidente del Inale explicó que la situación está vinculada a “falta de inversiones” que resultaron en procesos que “no cumplían la calidad necesaria”. El País se comunicó con autoridades de la empresa pero no obtuvo respuesta.
Fondo de Reconversión de la Industria Láctea
El FRIL fue creado en 2023 con el fin de facilitar el acceso a créditos a empresas lácteas que atraviesen situaciones de crisis. Uno de los fondos más importantes estuvo destinado a Claldy, Coleme, Granja Pocha y Calcar por un total de US$ 12 millones; US$ 9 millones correspondientes al Fondo de Garantía Lechero (Fogale) y otros US$ 3 millones de rentas generales. Míguez explicó que aún resta concretar un tercer desembolso para esas las empresas.
De ese total, Boris Revello, presidente de Coleme estimó que unos US$ 600.000 fueron destinados a esa empresa Coleme. Además, explicó que por tratarse de fondos a la industria, la cooperativa instaló nuevas cámaras de frío y se encuentra ejecutando una segunda parte del crédito para la elaboración de leche UHT.

Una de las alternativas que evalúa Calcar para el pago de sueldos pendientes es a través de un dinero otorgado por el FRIL. Sin embargo, Revello señaló que “no está previsto que (el fondo) se use para capital de trabajo y materia prima”.
“Ese instrumento no tuvo el éxito esperado”, señaló De Izaguirre, quien explicó que en un principio se había utilizado para cubrir el déficit de la industria, pero agregó que una disminución en la cantidad de leche recibida hizo que los fondos se destinaran a cubrir despidos y seguros de paro.
Agregó que el Inale estaba en conocimiento de la situación de algunas empresas y resaltó el impacto que tuvo la crisis hídrica en la industria en 2023. “Esperábamos que en este otoño se recuperara la leche, pero no lo ha hecho”, señaló.
Por su parte, Stanham sostuvo: “En la medida que las empresas más pequeñas tengan que competir contra Conaprole y eso afecte sus costos y su cadena de producción, resulta difícil pensar que el FRIL sea una solución de largo plazo”.
El economista también resaltó el trabajo del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y el MTSS en la búsqueda de medidas para atacar una “situación compleja”.
Comercio internacional
Luego de la celulosa, la carne y la soja, los productos lácteos representaron el 6% (US$ 815 millones) de las exportaciones uruguayas en 2024, según el último informe de comercio exterior del instituto Uruguay XXI. Si bien Uruguay inserta lácteos en más de 60 mercados; Brasil, Argelia y México encabezaron la lista de los principales destinos que recibieron productos como leche en polvo (76%), quesos (13%) y manteca (9%).

En Uruguay, más del 70% de los lácteos producidos son destinados a abastecer el mercado internacional, con Conaprole como la principal empresa productora y exportadora. En ese sentido, el economista de Exante, sostuvo que las dificultades que atraviesa la industria son parte de “problemas estructurales” como la alta participación de la empresa en el sector.
“Las pequeñas industrias pagan primas por encima del precio que paga Conaprole a los productores para poder asegurarse el suministro de leche”, dijo Stanham y agregó que las empresas con menos recursos enfrentan mayores dificultades, como precios más volátiles, a la hora de posicionarse en el mercado internacional. “Conaprole tiene otra estructura para poder manejar esas vicisitudes a nivel externo”, señaló.
Respecto al precio internacional, De Izaguirre y Stanham coincidieron en que el precio de la industria aumentó e hicieron referencia a la polémica que se desató con Brasil en 2023 en torno al dumping; una práctica comercial que consiste en exportar un producto a un precio menor al que se vende en el país de origen. De Izaguirre señaló que aún existen cuestionamientos sobre la calidad de productos uruguayos que ingresan a Brasil, en especial sobre la leche en polvo, aunque aseguró que “se están trabajando”.
Para el sector agroexportador resulta fundamental el valor del dólar, aunque Stanham señaló que “no generan grandes impactos” en la dinámica de aquellas empresas que se vuelcan al mercado local.

El economista resaltó que la industria láctea en 2024 presentó “muy buenos niveles de precios”, con aumentos de entre 15% y 20%. Para explicar esto, indicó que el promedio de los precios de exportación entre agosto de 2024 y abril de 2025 aumentó un 7%. “Son muy buenos en comparación a tres años atrás”, dijo, consultado sobre perspectivas a futuro y agregó que se espera que continúen aumentando.
De Izaguirre resaltó que a pesar de que el mercado lácteo es “proteccionista y restrictivo”, destacó que una de las riquezas que posicionan a Uruguay a nivel internacional es su producción a pasto. Además, resaltó la importancia del Mercosur para el sector e indicó que se mantienen reuniones con autoridades de la industria para establecer y analizar el impacto de la suba de aranceles impuesta por el presidente estadounidense, Donald Trump, en Canadá y en particular México, uno de los principales socios comerciales de la industria láctea en Uruguay.
Por su parte, Míguez sostuvo que una de las prioridades de la nueva administración es la intención de “abrir mercados”.
Empresas y trabajo
Según indicó el presidente del Inale, la industria comprende a unas 41 empresas y la mayor parte de los productos de exportación se concentran entre Conaprole (70%) y Estancias del Lago (9%).
Esta última se trata de una empresa de capitales argentinos que se encarga de proveer alrededor de un 10% de la producción nacional. “Si no hubiese sido por la aparición de esta empresa en los últimos 10 años, la faltante hubiese sido casi un 13% por debajo de la producción”, dijo De Izaguirre.
El presidente del Inale hizo referencia al emprendimiento neozelandés, Olam, que se retiró del país y a partir del cual se produce el 40% de la leche que ellos remitían. Sin embargo, resaltó la aplicación de tecnología sofisticada por parte de la empresa durante los años que estuvo en el país y la importante participación del mercado neozelandés a nivel internacional que representa un 95%.
Por otra parte, si bien el Inale estima que el sector lechero emplea a unas 15.000 personas y 3.000 productores, alrededor de unos 280 trabajadores se vieron afectados por las reestructuraciones y cierres de empresas, según explicó a El País el dirigente de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), Robert Labruna.
El sindicalista también resaltó el fuerte impacto de los cierres de cooperativas en lugares del país alejados de la zona metropolitana. Además, señaló que a pesar de las dificultades económicas de las empresas, existieron “graves errores administrativos”, dijo en referencia al FRIL.