Redacción El País
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) busca concretar avances para recibir un préstamo del Banco Mundial (BM), el cual tendrá una tasa de interés ligada al comportamiento ambiental.
La jerarca del MEF, Azucena Arbeleche dijo a El País que confía en concretar esos avances antes de que termine este período de gobierno y que el tema “se convierta en una política nacional”.
Al ser entrevistada por El País, Arbeleche manifestó que el objetivo es que los próximos gobiernos mantengan el enfoque ambiental internalizado en la política económica.
Sin embargo, el procedimiento para conseguir ese préstamo del BM no es tan sencillo. El principal obstáculo refiere a quién se haría cargo de asumir el costo financiero de recibir un menor pago de tasa de interés, en caso de que Uruguay cumpla con los objetivos ambientales pactados.
Al igual que ocurrió con la emisión del bono indexado a indicadores de cambio climático -que el país concretó en octubre del año pasado-, el funcionamiento del préstamo con el BM seguirá una lógica similar con penalidades y beneficios asociados si incumple o sobrecumple, respectivamente.
“Si Uruguay cumple con los compromisos ambientales, ¿qué pasa con el Banco Mundial que dio el préstamo? Estaría recibiendo un menor pago de interés, ¿quién cubre esa diferencia?”, cuestionó la ministra.
Esa es la principal incógnita que tiene este préstamo actualmente y que forma parte de la discusión a nivel mundial.
La solución a este problema es clara para el gobierno y así lo ha manifestado la ministra en los últimos encuentros internacionales.
“La postura de Uruguay es que esa baja (en el pago de la tasa de interés), pueda ser asumida por un país desarrollado, por un fondo, es decir, por recursos que provengan de un país desarrollado”, indicó Arbeleche a El País.
“Si el propio Banco Mundial asumiera (el costo financiero de recibir) la menor tasa de interés, quiere decir que su balance se deteriora al recibir menos ingresos y eso significa que todos los países accionistas, miembros del Banco Mundial tenemos menos ingresos”, argumentó.
Por ese motivo, para la ministra es importante que sean los países desarrollados los que deban dar ese “apoyo concreto” a quienes están en desarrollo y así impulsar el financiamiento vinculado a lo ambiental.
Uruguay no puede hacerlo solo. Por ese motivo, desde el MEF buscan empujar la iniciativa junto con otros países de la región. El puntapié inicial lo dio Arbeleche en abril del año pasado, cuando lideró la Presidencia del Comité de Desarrollo del BM y del Fondo Monetario Internacional (FMI) y continuó con la presentación de esa propuesta en la última cumbre de ministros de Economía del Mercosur.
Este miércoles, en el marco de la cumbre de la Unión Europea-Celac en Bruselas, la jerarca participó de una mesa redonda sobre Financiamiento sostenible en América Latina y el Caribe y volvió a poner el tema sobre la mesa internacional.
“Tenemos que pasar de las palabras a la acción (walk the talk, por su expresión anglosajona). En mi opinión, esto significa tres cosas: los países desarrollados deben esforzarse por cumplir su compromiso de desplegar los recursos prometidos a los países en desarrollo, incluso a través de subsidios a través de bancos multilaterales, para ayudarlos a alcanzar sus objetivos climáticos”, dijo Arbeleche en la exposición.
En segundo lugar, señaló que “los países receptores deben demostrar que realmente hablan en serio cuando dicen que les preocupa el cambio climático, basándose en acciones creíbles dadas las metas del Acuerdo de París”; y en tercer lugar, los inversores y los bancos multilaterales “deberían asumir una responsabilidad mayor que la simple optimización de los rendimientos financieros, actuando como administradores de todo el ecosistema financiero”.
Según señaló Arbeleche a El País, esta propuesta es parte “de la agenda internacional” en la que Uruguay “no solo habla por su caso” en cuanto a recibir un préstamo ambiental del BM, sino que “también lo habla para que sea un caso replicable en otros países”.
A su entender, se debe “distinguir la responsabilidad de los países desarrollados y en desarrollo en lo que tiene que ver con la emisión de gases de efecto invernadero” que hacen unos y otros.
En la exposición en Bruselas, la jerarca también expuso el caso uruguayo en cuanto a la emisión del bono indexado a indicadores de cambio climático -con el cual consiguió financiamiento por US$ 1.000 millones- y planteó que “esa misma lógica y mecanismo financiero, pueden extenderse a los préstamos multilaterales”.
De acuerdo con Arbeleche, la incorporación de esos incentivos financieros “positivos”, implicaría una “evolución significativa” en relación al “paradigma actual en algunos bancos multilaterales de desa- rrollo”.
Esto, porque la lógica que siguen es que los países de medianos y altos ingresos -como está catalogado Uruguay-, “enfrentan incentivos financieros negativos”, dado que las tasas que pagan para endeudarse con préstamos multilaterales, están vinculadas al desempeño del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. Es decir que a mayor PIB per cápita, el país deberá pagar una mayor tasa de interés para endeudarse.