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Cerró molino por baja rentabilidad del negocio

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Molino Nueva Palmira. Foto: El Eco Digital

NUEVA PALMIRA

El Molino Nueva Palmira despidió a empleados; molienda se concentra aún más.

El Molino Nueva Palmira había paralizado su actividad en octubre del año pasado y en los últimos días comunicó a toda la plantilla de trabajadores (de producción, administración y ventas) que no retomaría el negocio. Al vencerse el plazo legal del seguro de paro, procedió a despedir a los 50 empleados de la empresa.

“Nos informaron que no tienen intenciones de reabrir. El molino no vendió la planta, ni cerró por problemas financieros o está en manos de la Justicia. Nos dijeron que fue una decisión empresarial porque no recibían la renta que pretendían”, explicó a El País el dirigente de la Federación de Obreros y Empleados Molineros y Afines (Foemya), Federico Barrios.

Con la intervención del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), se definió crear una “bolsa” con los empleados despedidos para que sean retomados en la medida que la empresa tenga intenciones de volver a la actividad. En los próximos días habrá una reunión tripartita donde se afinarán los detalles para el pago de los despidos, señaló Barrios.

Tal como repasó El País en una nota hace unas semanas, el mercado de molienda de harina queda concentrado en dos actores: por un lado Molino San José, una empresa local que también posee Molino Uruguay y adquirió recientemente Molino Dolores (que fue intervenido por la Justicia tras la presentación a concurso), y por otro Molino Cañuelas, una firma de capitales argentinos.

Hay más de un 90% de la producción en manos de dos firmas. Aparte, solo quedan las cooperativas Santa Rosa y Florida, y el Molino Carmelo. Puede haber algún otro molino muy chico en el interior”, indicó el dirigente del sindicato. Mientras estos molinos tienen una capacidad de molienda de unas 70 toneladas diarias de trigo, Cañuelas puede procesar 280 toneladas y San José llega a 1.200 toneladas al día entre las tres plantas.

El Molino Dolores envió sus trabajadores al seguro de paro a inicios de 2017, tras la caída de la empresa agrícola Cereoil, con la que integraban un mismo grupo económico. En 2016 el socio minoritario de Cereoil solicitó el concurso de acreedores y un síndico se hizo cargo del molino, hasta que a principios de año se concretó la venta de los activos y la operativa a Molino San José.

De las 80 personas que trabajaban originalmente en el molino ubicado en el departamento de Soriano, lo continúan haciendo 65 en dos turnos, aunque aún “no produce al 100% de lo que puede”, manifestó Barrios de la Foemya.

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