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¿Qué aspectos debemos tener en cuenta para definir nuestro perfil como inversor?

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Uruguay con buena percepción de la economía. Foto: archivo El País

FINANZAS DE BOLSILLO

Los expertos dicen que es un paso fundamental, que debe realizarse de forma precisa, porque permite evitar "consecuencias desastrosas".

Conocerse bien antes de invertir resulta clave para evitar errores que pueden provocar pérdidas irreversibles. ¿Qué quiero lograr? ¿En qué voy a invertir? ¿Qué riesgos asumo? ¿Cómo reaccionaría ante ciertas situaciones de mercado? Son algunas de las preguntas que una persona que está pensando en invertir debería hacerse de forma previa. Aunque un asesor en finanzas pueda ayudar a responderlas, es fundamental que el inversor sea el máximo responsable de sus decisiones.

La respuesta a estas interrogantes es lo que se denomina el perfil del inversor. “Un conjunto de características personales y financieras que definen la forma en que se va a invertir el dinero”, según lo explica BBVA Invest.

La edad, el nivel de estudios, la experiencia previa en inversiones, el objetivo financiero, el volumen de ingresos y el horizonte de tiempo de la inversión son algunos de los factores que determinarán ese perfil.

Según lo explicó a El País, la presidenta de CFA Society Uruguay y consultora de instituciones financieras, Bárbara Mainzer, determinar el perfil del inversor “es como saber a dónde vas cuando abrís la puerta de tu casa para salir a la calle, es básico y fundamental”.

¿Cómo hacerlo?

Lo primero que debe definir la persona antes de invertir son sus objetivos financieros y en segundo lugar, saber cuál es su tolerancia al riesgo. Los objetivos pueden ser la compra de una casa, un auto, un viaje, el casamiento de los hijos, el financiamiento de los estudios, la jubilación, o cualquier otra meta para la cual la persona está ahorrando e invirtiendo.

Lo segundo, la tolerancia al riesgo, es más complejo de definir y se va aprendiendo a lo largo del tiempo. Según Mainzer, para conocer cuál es esa tolerancia, el inversor tiene que saber cuánto está dispuesto a soportar de volatilidad en su portafolio de inversiones. Esto no es lo mismo que definir cuánto dinero está dispuesto a perder.

Para entenderlo con un ejemplo Mainzer lo ilustró así: “Imaginate que yo compré US$ 1.000 en acciones, subieron hasta US$ 1.500 y luego me agarró una caída de mercado que las dejó en US$ 700. Si vendo en ese momento perdí dinero, si me quedo en esa posición hasta recuperar (el dinero que inicialmente invertí), no perdí. Perder es cuando liquido (las acciones) y ya está”, indicó.

Es que “si yo no sé con exactitud cuál es mi tolerancia al riesgo y tengo un portafolio con el que no puedo sostener mi estrategia, me lleva a consecuencias desastrosas. Debo tener un portafolio con el que pueda cumplir mis objetivos financieros pero con el que pueda dormir de noche”, explicó la presidenta de CFA.

Operador en la Bolsa de Nueva York. Foto: AFP
"Debo tener un portafolio con el que pueda cumplir mis objetivos financieros pero con el que pueda dormir de noche”, explicó la presidenta de CFA. Foto: AFP

Entre los factores que determinan la tolerancia al riesgo de un inversor hay dos aspectos diferentes: la capacidad de asumir riesgo y la voluntad de asumir riesgo.

La capacidad es un aspecto más objetivo dado que tiene que ver con: la cantidad de dinero que tiene el inversor, a mayores ingresos mayor capacidad de asumir riesgo; el horizonte temporal de la inversión, a plazos más largos mayor capacidad; y la cantidad de activos que componen el portafolio, a menor cantidad menor capacidad.

La voluntad de asumir riesgo es un aspecto más subjetivo. Responde al conocimiento previo y experiencia en inversiones que tiene la persona, además de la actitud que tiene frente al riesgo.

“El desafío es que a medida que voy aprendiendo, mi tolerancia al riesgo va cambiando”, indicó Mainzer y además señaló que las diferentes etapas de la vida en las que se encuentra un inversor también determinan esa tolerancia.

Los diferentes perfiles

Una vez que la persona respondió las interrogantes mencionadas, el asesor deberá asignarle un determinado perfil de inversión. El nombre de las categorías y la cantidad puede variar, pero el concepto que está detrás suele ser el mismo.

Según explicó a El País la sub gerente de Estrategia y Soluciones de Sura Asset Management Uruguay, Germaine Caviglia, un “escenario base” está compuesto por tres perfiles: conservador, moderado y activo.

El perfil conservador “es el que busca obtener ganancias más o menos estables, sin asumir mayores riesgos. Prefiere obtener una rentabilidad de sus inversiones no muy elevada a cambio de obtener estabilidad y liquidez en las mismas. Sus principales objetivos son la protección y la estabilidad patrimonial, por lo que admite una exposición mínima al riesgo”.

Para este perfil, según indicó Caviglia, el portafolio de inversiones debería estar compuesto por 75% de instrumentos de inversión en renta fija y un 25% en renta variable.

El perfil moderado tiene como principal objetivo “el equilibrio entre la estabilidad y el crecimiento patrimonial, por lo que admite una exposición intermedia al riesgo. Tiende a ser cauteloso con sus decisiones, pero también toma riesgos en caso de ser necesarios con el objetivo de maximizar sus ganancias.

El inversor moderado da menos importancia a las oscilaciones de la rentabilidad en el corto plazo y sitúa su horizonte de inversión en el mediano y largo plazo”.

En esta categoría, desde Sura recomiendan invertir un 50% en instrumentos de renta fija y un 50% en renta variable.

Por último, el perfil activo (o agresivo), es aquel que “busca maximizar la rentabilidad para obtener un importante crecimiento patrimonial, por lo que admite una decidida exposición al riesgo”.

En este caso, el inversor es “consciente de cómo pueden afectar los cambios de mercado a sus ahorros. Para poder tener un importante crecimiento patrimonial admite la posibilidad de obtener retornos negativos, que puedan ser muy frecuentes en el corto plazo y en algunos períodos significativos”.

Las personas que integran esta categoría están acostumbradas a la volatilidad de su inversión por lo que sitúan el horizonte en el largo plazo.

La composición del portafolio en esta categoría, debería ser -según Sura- un 75% en instrumentos de renta variable y un 25% en activos de renta fija.

“Perder de vista el objetivo de inversión y dejarse llevar por el momento”, es según Caviglia el “principal error” que un inversor puede cometer. No obstante, según Mainzer “eso ocurre todo el tiempo”, sobre todo en momentos inciertos y de alta volatilidad como el actual debido a los efectos del coronavirus.

¿Qué establece el Banco Central en su regulación?

El año pasado, el Banco Central (BCU) modificó su regulación y comenzó a obligar a todos los asesores financieros a identificar el perfil de inversión asignado a la persona, por lo que puso el foco en la protección del consumidor final. Esto implicó “un cambio conceptual muy importante”, según indicó Bárbara Mainzer, presidenta de CFA Society Uruguay.
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Es así que en el artículo 213 de la circular 2320, el BCU definió que los asesores “deberán determinar las categorías en las cuales clasificarán a cada uno de sus clientes en función del grado de riesgo, sofisticación y conocimiento de cada uno de ellos, con el propósito de identificar los diferentes productos y operaciones acordes con dichas categorías”.

Entre los factores que determinarán ese perfil de inversor, el BCU plantea las siguientes circunstancias personales del cliente: edad de la persona, horizonte de tiempo de la inversión, objetivos, volumen de ingresos percibidos, tolerancia al riesgo, rentabilidad deseada, conocimientos previos que faciliten la comprensión del cliente sobre los instrumentos en los que invertirá, la experiencia previa en inversiones, la etapa de la vida en la que está, la liquidez disponible y los pasivos.

La pregunta 
¿Qué prevé que ocurra el Banco Central si un inversor no le proporciona los datos necesarios al asesor/gestor?
Un corredor de la Bolsa de Alemania mira un discurso del ministro griego de Finanzas. Foto: AFP

En caso de que el inversor no facilite la información solicitada por el asesor, “se le debe advertir que dicha decisión impide determinar si el servicio o producto previsto es adecuado para él”, indica el Banco Central (BCU) en su normativa. Asimismo, el organismo regulador establece que cada uno de los perfiles de inversión deberán contener definiciones acerca del tipo y plazos de los valores en los cuales invertir, límites de inversión, nivel de tolerancia al riesgo, entre otros.

Aquella persona que sea clasificada como que posee un bajo conocimiento del mercado y una baja tolerancia al riesgo, “no podra invertir en derivados u otros instrumentos sofisticados y de alto riesgo”, señala el BCU. y aclara que en estos casos “se deberán tomar las providencias necesarias para que aquellas órdenes fuera del rango del perfil de riesgo del inversionista, sean rechazadas. Una vez asignado al cliente el perfil, este deberá ser notificado, debiendo obtenerse su conformidad por los medios previamente acordados y guardar la correspondiente constancia”.

Asimismo, se deberán establecer procedimientos que permitan asegurar que los servicios prestados se corresponden con los perfiles.

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