Un teatro escondido. Clases iluminadas. Escritorios que se adaptan a cada instancia. Espacios compartidos que se transforman, que aportan movimiento, pero también tranquilidad. Un tobogán amarillo central. Paredes que crean escenarios. Y un edificio que acompaña el proceso de aprendizaje de los estudiantes: St. Brendan’s School presentó, en una emotiva noche con todas las familias que conforman la comunidad del colegio, un nuevo edificio para Primaria, donde el espacio se convierte en parte activa del aprendizaje.
La inauguración, que tuvo lugar el pasado martes 22 de julio en la sede Punta Carretas, no es solamente un hito arquitectónico: es la concreción tangible de una visión educativa que viene madurando desde hace tiempo.
Una idea que comenzó en 2017
La historia de este proyecto comenzó años atrás. Fundado en 2003 en casas remodeladas y adaptadas como aulas, el colegio siempre tuvo la aspiración de contar con una infraestructura diseñada especialmente para educar en el marco del Bachillerato Internacional. A lo largo de los años, apostó a grandes reformas que modernizaron todas sus sedes. Fue en 2017 cuando ese camino tomó un nuevo impulso con la definición de un ambicioso masterplan para la sede de Punta Carretas, que avanzó por etapas y tuvo su gran hito este julio con la presentación de la nueva propuesta edilicia para Primaria.
El momento clave llegó en 2022 con la compra de un terreno en el corazón de la manzana donde ya estaba ubicada Primaria, en Punta Carretas. Allí, tras un complejo proceso legal, arquitectónico y de construcción —todo realizado mientras las clases seguían dictándose—, se levantaron más de 1500 metros cuadrados que hoy transforman la experiencia educativa.
“El colegio siguió funcionando con normalidad durante toda la obra. Fue un desafío inmenso: garantizar la seguridad, respetar los tiempos, minimizar el impacto. Lo logramos gracias a una estrategia muy organizada y al compromiso de toda la comunidad”, remarcó Jimena Taboada, directora general de la institución educativa.
Diseñar con un propósito
El nuevo edificio se distingue por la presencia de luz natural, la flexibilidad de los espacios y una circulación que promueve el encuentro y el trabajo colaborativo. Pero hay un elemento que genera especial curiosidad: un gran tobogán amarillo que conecta un nivel con otro, y que no es solo un elemento decorativo.
“Cuando lo propusimos, surgieron dudas. ¿Es seguro? ¿Es apropiado? Pero pronto entendimos que podía convertirse en un símbolo de nuestra forma de educar”, explicó. No está pensado para usarse todo el tiempo, sino en momentos puntuales: cuando un niño supera un reto, cuando se celebra algo significativo, cuando se termina una etapa. Los propios estudiantes definieron en qué situaciones es adecuado utilizarlo. “Es un ejercicio de autorregulación. Aprender a decidir cuándo y cómo se usa es también parte del aprendizaje”, afirmó la directora.
Aulas modulares, patios amplios, rincones de silencio y un pequeño teatro bajo la escalera completan un ecosistema pensado para moverse, elegir, descansar o crear. Los pasillos no son solo corredores: también son lugares de trabajo, lectura o contención. Cada metro cuadrado está diseñado con un propósito educativo.
● Emociones como base: cada espacio es un refugio emocional, un lugar donde se sienten seguros y libres al mismo tiempo.
● Diseño perdurable: materiales resistentes, durables y nobles que acompañen el paso del tiempo y el desgaste del juego.
● Versatilidad espacial: aulas con metrajes adecuados y flexibles, que puedan ampliarse o transformarse según las propuestas pedagógicas.
● Espacios polivalentes y colaborativos: áreas amplias donde el movimiento es bienvenido. Donde se aprende también corriendo, bailando, construyendo con otros.
● Colores y pertenencia: cada nivel tiene una identidad cromática que lo vuelve único y reconocible.
● Diversidad e inclusión: espacios que invitan a jugar y a aprender, adaptándose a diferentes preferencias, estilos y necesidades.
● Diseño intencionado: nada está dejado al azar. Cada rincón, cada curva, cada textura está pensada para provocar el encuentro, la exploración y la curiosidad.
● Naturaleza integrada: la presencia del verde en patios, terrazas y corredores no es decorativa, sino parte del aprendizaje vivo.
● Seguridad afectiva y física: un entorno seguro no solo por sus condiciones materiales, sino porque contiene, acompaña y da lugar al disfrute.
La pedagogía detrás de este nuevo edificio
La construcción presentada el pasado martes 22 de julio responde a una pedagogía específica: el Programa de la Escuela Primaria (PEP) del Bachillerato Internacional, que St. Brendan’s implementa desde hace años. Este enfoque pone el acento en la indagación, la autonomía y la acción. Con esta propuesta educativa, los estudiantes son los protagonistas de su propio aprendizaje.
“Los edificios no son neutros. Está probado que el entorno físico impacta en cómo nos sentimos, pensamos y aprendemos. Por eso, cada espacio fue diseñado para favorecer la curiosidad, la participación y la reflexión”, dijo la directora.
La idea de “agencia” —la capacidad del estudiante de tomar decisiones informadas sobre su aprendizaje— está en el centro de la propuesta. Por eso existen múltiples formatos de trabajo: individual, grupal, en pares o en solitario; dentro del aula o en áreas comunes. Existen lugares para la quietud y el enfoque, y otros para la creatividad y la expresión. “Diseñar con variación es una forma de decirle a cada estudiante: este espacio fue pensado para vos”, resumió Taboada.
Un logro de todos
St. Brendan’s –que hoy en día cuenta con tres sedes en Montevideo y un campo deportivo propio- es una institución sin fines de lucro, y este proyecto fue posible gracias al esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados, explicó su directora. “Nada de esto se logró en soledad. Escuchamos las voces de los estudiantes —que opinaron sobre cómo querían sus espacios de juego—, de los docentes, del equipo de gestión y, sobre todo, de las familias, que apoyaron cada etapa del proceso”, señaló Taboada.
La comisión directiva, formada por padres y madres que dedican su tiempo de forma honoraria a la gestión administrativa y financiera, tuvo un rol clave durante todo el proceso. La respuesta emocional ante la inauguración fue unánime: orgullo, compromiso y entusiasmo.
La apertura formal del nuevo edificio no se limitó a un acto tradicional: fue una propuesta sensorial, guiada e inmersiva, pensada exclusivamente para los adultos de la comunidad educativa.
Los invitados recorrieron el edificio con auriculares inalámbricos, en pequeños grupos, y vivieron un viaje sonoro especialmente diseñado para despertar los sentidos. Mientras caminaban, escuchaban reflexiones sobre los espacios, sus propósitos pedagógicos y la manera en que dialogan con la filosofía del colegio. “Fue una invitación a mirar con los mismos ojos con los que alentamos a nuestros estudiantes a observar el mundo: con curiosidad, apertura y sentido crítico”, explicó Taboada.
Un edificio que habla y transmite
Lejos de cerrar una etapa, este edificio abre nuevas posibilidades. Permite pensar en un aprendizaje más flexible, inclusivo y adaptado a la diversidad. “Todavía estamos aprendiendo a usarlo. Cada día descubrimos algo nuevo. Pero lo más importante es que logramos alinear el entorno con nuestra visión pedagógica. Y eso, para nosotros, es enorme”, reflexionó Taboada.
“Este edificio es un testimonio de quiénes somos. No solo por lo que hicimos, sino por cómo lo hicimos: escuchando, colaborando, confiando en que cada voz cuenta. Es una celebración de nuestra comunidad y una invitación a seguir construyendo juntos el mejor lugar posible para aprender”, concluyó Taboada.