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Innovación y agro: el LATU y Latitud impulsan con Urupov un proyecto de inteligencia artificial para la soja

La iniciativa aplicará tecnología para reconocer áreas de cultivo y variedades, optimizando trazabilidad, eficiencia y competitividad de la producción nacional

Autoridades de LATU, Latitud y Urupov firmando el convenio para realizar un proyecto de IA aplicada a cultivos de soja
Autoridades del LATU, Latitud y Urupov firmando el convenio para realizar un proyecto de IA aplicada a cultivos de soja

El Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), su fundación Latitud —orientada a la planificación y ejecución de proyectos de investigación, desarrollo e innovación aplicada— y la Unión de Productores y Obtentores de Variedades Vegetales (Urupov) firmaron un convenio que marca el inicio de un proyecto innovador: aplicar inteligencia artificial (IA) al reconocimiento de cultivos de soja en todo el país. La iniciativa busca generar una herramienta más precisa, eficiente y automatizada para apoyar la planificación y trazabilidad del sector.

Lucila Arboleya, presidenta del LATU y Latitud, destacó que el acuerdo representa «una enorme oportunidad de reafirmar el compromiso con el desarrollo científico y tecnológico del país». Según explicó, se trata de «una respuesta concreta, a medida y de alto valor, frente a una necesidad real del sector productivo con aplicación inmediata».

IA y campo

El proyecto tiene dos grandes etapas. La primera consiste en entrenar un algoritmo para responder a la pregunta «soja sí, soja no», a partir de imágenes satelitales que cubren la totalidad del territorio nacional cada cinco días. Actualmente, este proceso se realiza de manera manual, con especialistas que observan las imágenes e identifican las áreas cultivadas. «El salto tecnológico es evidente: lo que hoy hace una persona a ojo, lo hará un modelo con una precisión del 97%», enfatizó Arboleya.

Lucila Arboleya, presidenta del LATU y Latitud, durante la firma del convenio con Urupov
Lucila Arboleya, presidenta del LATU y Latitud, durante la firma del convenio con Urupov

La segunda etapa, más desafiante, busca identificar las variedades de soja más sembradas en Uruguay. Para ello se utilizarán redes neuronales (nodos de información que permiten reconocer patrones) entrenadas con nueve años de información sistematizada de Urupov. Se aplicará una estrategia de 'clusterización', utilizando algoritmos de última tecnología, lo que permitirá desarrollar un modelo robusto y confiable. «Después de la fase inicial de entrenamiento, se espera una reducción de tiempos y costos, junto con una potencial mejora en la precisión de los datos», explicó la ejecutiva.

La aplicación de IA a las cadenas agroindustriales abre una nueva etapa en la forma de planificar y gestionar los cultivos. «Cada vez más el agro se apoya en la tecnología y este proyecto no solo permitirá hacer distinto lo que hoy ya se hace, sino también sumar una capacidad que hasta ahora no existía», agregó Arboleya.

Alianzas y conocimiento

La iniciativa refleja el rol del LATU y de Latitud como articuladores entre ciencia, tecnología y producción. El proyecto reúne un equipo multidisciplinario que combina perfiles de sistemas, bioquímica, agronomía, química y electrónica. «Cada especialista aporta una mirada distinta sobre el mismo problema, y esa diversidad es lo que permite avanzar en la frontera de la eficiencia», subrayó la presidenta.

Firma del convenio entre el LATU, Latitud y Urupov en la sede de la Cámara Mercantil de Productos del País
Firma del convenio entre el LATU, Latitud y Urupov en la sede de la Cámara Mercantil de Productos del País

La alianza con Urupov también resulta clave, ya que la asociación nuclea a las principales empresas e instituciones dedicadas a la investigación y desarrollo de nuevas variedades vegetales, lo que garantiza la pertinencia del proyecto y su impacto en toda la cadena.

Además, la propuesta está alineada con los cuatro pilares estratégicos definidos por la nueva dirección de la institución, que incluyen (i) autonomía, (ii) innovación y transferencia tecnológica, (iii) eficiencia y comunicación, y (iv) fortalecimiento del equipo y la cultura organizacional.

Impacto y futuro

La implementación de esta herramienta tendrá efectos directos en la trazabilidad del uso legal de semillas y en la planificación del cultivo de soja, una de las cadenas agroindustriales más relevantes para Uruguay. «El cuidado sobre el uso legal de semillas impacta en todo el país: en los productores, en las empresas biotecnológicas y en la credibilidad de los mercados internacionales», afirmó Arboleya.

La posibilidad de contar con información más precisa refuerza la posición de Uruguay como un país innovador y seguro en materia agroindustrial. «Seguramente este modelo abra mercados de exportación y nos muestre como un socio confiable, porque asegura la transparencia y legalidad en la producción», expresó la presidenta.

El proyecto, además, abre la puerta a nuevas aplicaciones, ya que «la misma tecnología se puede entrenar para responder preguntas sobre otros cultivos o incluso sobre logística y productividad. Tiene una potencialidad enorme», concluyó la ejecutiva.

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