Tras Gadafi la capital de Libia se transforma, para bien y para mal

Rebelión. Venden hachís, tránsito no se controla y temen por seguridad

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TRÍPOLI | THE NEW YORK TIMES

Trípoli ya no es la capital de un Estado policial. Sin embargo, en lo que se ha convertido, en apenas cuestión de semanas tras la muerte del coronel Muamar Gadafi, puede ser tanto estimulante como perturbador.

Traficantes de hachís promueven abiertamente su producto en el centro de la ciudad, la Plaza de los Mártires, conocida como la Plaza Verde antes del derrocamiento de Gadafi. Los motoristas se pasan la luz roja sin siquiera dudarlo, al tiempo que manifestaciones políticas ocasionan embotellamientos del tráfico. Integrantes de milicias irregulares que han reemplazado a la odiada Policía de Trípoli en muchos barrios siguen demostrando escasa disciplina con sus armas, disparándolas accidentalmente o al aire con demasiada frecuencia.

Trípoli es una vibrante ciudad de casi 2 millones de habitantes con un dinámico puerto, amén que tiene la fortuna de contar con ruinas romanas y viejos muros de fortificaciones construidos por los otomanos y otros conquistadores. Pero, mientras ha pasado por otros cambios abruptos con el paso de los siglos, lo que está ocurriendo en las últimas fechas era impensable apenas unas pocas semanas atrás, cuando Gadafi intentaba controlar incluso los detalles más minúsculos de la vida cotidiana.

Estaban prohibidos los vidrios entintados en automóviles; ahora, motoristas por doquier están pegando plástico entintado en verde en sus ventanas para protegerse del abrasador sol, pero también como una señal de su nueva libertad. Vendedores de fruta y vegetales tenían prohibido vender sus productos en la mayoría de las calles; ahora, multitudes de ellos venden plátanos y naranjas debajo de pasos a desnivel en la carretera y a la orilla de zonas de intenso tráfico, ayudándose a alimentar a sus familias pero también empeorando el congestionamiento vial.

Gadafi había prohibido en su mayoría el idioma inglés en señalizaciones o letreros públicos. Actualmente, han surgido letreros en inglés casi por todas partes de la ciudad, aun cuando muy pocos libios entienden lo que dicen. Los letreros y señales son otra expresión de liberación, así como de la preparación del país para abrirse al mundo exterior.

"Hoy, Trípoli Tiene un Nuevo Latido", se lee en una valla publicitaria que presenta a dos milicianos abrazándose, erigida por el gobierno municipal en funciones. Incluso, buena parte de las pintas revolucionarias, que están por todas partes, son en inglés. "Libya Free" ("Libia Libre") es la más común. Algunas incluso dicen en inglés: "Gracias OTAN", por la ayuda militar de Occidente que fue crucial para el derrocamiento de Gadafi.

Y por supuesto, hay numerosas descripciones que acaban de ser garrapateadas del difunto dictador vestido de payaso o como una cabeza caricaturizada encima del cuerpo de algún tipo de bestia.

La mayoría de los residentes de Trípoli dicen que nunca se han sentido más felices, pero aún persiste cierta trepidación.

"La gente no entiende que es la libertad", dijo Sara Abulher, estudiante de leyes en la Universidad de Trípoli, cuyo nombre fue cambiado en fecha reciente para deshacerse de un nombre que le dio el gobierno de Gadafi.

"La gente piensa que la libertad es hacer lo que te venga en gana, pero libertad debe significar que todos respetan también las necesidades de otras personas. Libertad significa no cruzar el límite", señala.

Abulher también destacó que le había inquietado que muchos de sus compañeras de posgrado repentinamente estuvieran descartando sus "hijabs", el tradicional velo musulmán.

Otman Abdeljalig, prominente enfermero en la sala de emergencias del Hospital Central de Trípoli, dijo: "Es un nuevo país. La gente está feliz porque ahora, finalmente puede hablar con libertad".

Pero Abdeljalig también dijo que veía un infortunado aspecto de toda la nueva libertad. Los motoristas de la capital siempre fueron conocidos porque conducen a exceso de velocidad y por sus peligrosos cambios de carril, pero la conducción peligrosa ha llegado a nuevos niveles, destacó preocupado.

Cuando menos llegan 15 víctimas diarias de accidentes automovilísticos con brazos rotos, lesiones en la cabeza o costillas rotas, lo cual equivale a tres veces el número normal, dijo Abdeljalig, inmigrante sudanés que ha vivido aquí durante 32 años. Además, cada día, notó, viene un par de personas con heridas de bala. El nuevo gobierno provisional apenas está empezando a formar un ejército nacional y organizar sus fuerzas de policía nacional y local. El número de agentes de la Policía de Trípoli que maneja el tránsito y delitos comunes solía ascender a 4.000, pero muchos de ellos simplemente abandonaron sus puestos, en tanto los altos mandos de antes ya fueron despedidos.

Los sobornos eran la forma principal de ganar dinero para la policía de tránsito, pero todo parece indicar que esos viejos hábitos están cambiando, cuando menos por ahora.

"Aún no es hora de infracciones de tránsito", dijo el sargento Mobruk Ali, quien estaba sentado dentro de su patrulla en una glorieta cercana al puerto, observando a los automóviles que pasaban a toda velocidad. "Primero hay que recoger las armas de los rebeldes y, entonces, nos pondremos a trabajar".

Ali dijo que lo habían despedido de la fuerza policial hacía 20 años porque se ausentaba con demasiada frecuencia, pues tenía que resolver problemas familiares. Sin embargo, regresó a la fuerza justo después de la liberación de Trípoli. Dice que ahora será respetable convertirse en un agente de policía, además que el gobierno provisional del municipio ha prometido que aumentará los salarios. "Ahora, la gente sonríe cuando nos ve", destacó.

Para buena fortuna, la falta de un trabajo normal de la policía al parecer no ha generado una ola de delincuencia más allá de un repunte en el vicio. Algunas personas se quejan de más robos de automóviles, pero los residentes dicen que ya no sienten peligro al caminar por las calles, en tanto los comerciantes destacan que no temen a los asaltos.

"Tenemos una perspectiva religiosa", dijo Sadek Halil, propietario de un joyería en la vieja ciudad amurallada que exhibe abiertamente pulseras y collares ornamentales de oro y plata para novias, al parecer sin seguridad alguna.

La cifra

15 Es el número de víctimas diarias que son hospitalizadas por accidentes de tránsito; presentan lesiones en la cabeza y costillas.

La mujeres ahora cuentan violaciones

Trípoli | Un grupo de mujeres libias se atrevieron a romper los tabúes en una sociedad muy conservadora para contar las agresiones sexuales sufridas bajo el régimen de Muamar Gadafi a los investigadores de la Corte Penal Internacional (CPI), que analizan desde el jueves estos delitos.

Un equipo de la CPI llegó el miércoles a Libia para investigar sobre delitos sexuales presuntamente cometidos por partidarios de Gadafi durante los ocho meses de revuelta contra su régimen.

"Estamos aquí para llevar a cabo una investigación sobre delitos sexuales" cometidos durante la revuelta, declaró Jane O`toole, al frente del equipo de la CPI. Y explicó que la investigación abarcaría todos los aspectos de los delitos sexuales.

"No investigamos cada delito pero sí aquellos más graves y los principales", dijo, y añadió que el objetivo también era descubrir quién los ordenó.

En junio, el fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo, declaró que los investigadores de la Corte disponían de pruebas de que Gadafi había ordenado violaciones en serie durante la revuelta y distribuido excitantes sexuales, como el Viagra, entre sus soldados.

Un caso. Latifa Mesbah Humayar dijo haber sido violada por funcionarios de Gadafi en 1999 en un orfanato donde creció y pasó buena parte de su vida. "Permanecí en esta institución durante de 38 años y allí fue donde más sufrí", contó.

"Fui violada en el orfanato por funcionarios del Ministerio de Sanidad porque hablé abiertamente en contra de Gadafi", añadió. AFP

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