EFE, AFP
Los rescatistas aceleraron ayer la búsqueda de posibles supervivientes atrapados bajo los escombros de las localidades arrasadas en Marruecos por un violento terremoto, que ya dejó más de 2.000 muertos.
El sismo ocurrido en la noche del viernes, de magnitud 6,8 según los servicios geológicos estadounidenses y 7 según el centro marroquí para la investigación científica y técnica, fue el más potente desde que hay registros modernos en este reino del norte de África.
El movimiento telúrico dejó al menos 2.122 muertos y 2.421 heridos según los últimos reportes del Ministerio del Interior marroquí. De los heridos, 1.351 están graves.
“Las autoridades públicas están todavía movilizadas para acelerar las operaciones de rescate y evacuación de los heridos”, comunicó el ministerio.
La provincia de Al Hauz, epicentro del sismo, fue la más golpeada, seguida de Tarudant. En estas dos zonas situadas al sudoeste de la turística ciudad de Marrakech, la sacudida destruyó aldeas enteras.
Por su parte, Uruguay ofreció ayer apoyo al Gobierno de Marruecos. Por ahora, el Gobierno marroquí aceptó la ayuda de cuatro países para tareas de salvamento.

Una fuente diplomática marroquí explicó a EFE que Marruecos aceptó la participación de equipos de rescate de España, Reino Unido, Emiratos Árabes y Catar, y subrayó que el país magrebí no tiene de momento necesidad de otros tipos de ayuda.
La fuente afirmó que Marruecos está siguiendo una “aproximación responsable, rigurosa y eficaz” para gestionar las demandas de apoyo internacional, vinculándolas con las necesidades que surgen sobre el terreno.
“Un vez se detecta la necesidad, nos comunicamos con los que han hecho la oferta que corresponde a esa necesidad para decirles que por favor aporten esa ayuda”, precisó.
En este contexto, la fuente señaló que Marruecos no necesita tiendas de campaña, por lo que “no serviría de nada gestionar almacenes de tiendas de campaña cuando no hay la necesidad”. Agregó que es posible que su país acepte otros tipos de ofertas de ayuda si es necesario.

Estados Unidos afirmó ayer que se mantiene a la espera de las instrucciones de Marruecos para ver cómo ayudar al país.
“Esperamos noticias del Gobierno marroquí para saber cómo podemos ayudar y dónde, pero estamos listos”, dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en el programa “State of the Union” de la CNN.
Blinken recordó que tras el sismo Washington se puso en contacto “de inmediato” con el Ejecutivo marroquí para ofrecerle toda la asistencia posible. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) está preparada para coordinar esos esfuerzos, añadió.
El Banco Mundial, en tanto, afirmó que va a entregar “su apoyo total” al país.
Incluso Argelia, un país vecino enemistado con Marruecos, abrió su espacio aéreo cerrado desde hace dos años para los aviones que transporten ayuda humanitaria y evacúen heridos.
Los edificios de las instituciones públicas y algunos hoteles de Marrakech, en el sur de Marruecos, tienen sus banderas desde ayer a media asta para guardar el duelo de tres días decretado tras el terremoto que sacudió en la noche del viernes el país.
Las calles de Marrakech, donde hay personas que siguen durmiendo a la intemperie por miedo a réplicas, se despertaron ayer con las consecuencias aún visibles del sismo. Aún quedan turistas en la ciudad, pero según comentan hosteleros y taxistas, la mayoría optó por irse.
Entierros
En la parte alta de este pueblo de 3.000 habitantes, Bouchra, una vecina, se seca los ojos llorosos con su pañuelo mientras contempla a sus vecinos cavar tumbas.
“Han muerto los hijos de mi prima”, lamentó antes de recordar con un hilo de voz frágil: “Vi en directo los estragos del sismo y aún tiemblo ahora. Fue como si una bola de fuego lo devorara todo a su paso”.
“Todo el mundo aquí ha perdido a gente de su familia, ya sea en el pueblo o en otros de la región”, relató. El pueblo de Tafeghaghte, unos 60 kilómetros al sudoeste de Marrakech, quedó prácticamente destruido por el terremoto, cuyo epicentro se ubicó a solo medio centenar de kilómetros, según constató un equipo de AFP. En el lugar unos pocos edificios quedaron en pie.
“Tres de mis nietos (de 12, 8 y 4 años) y su madre murieron. Están todos debajo de las ruinas”, se lamentó Omar Benhanna, de 72 años.
El sábado, muchos de los supervivientes acudieron al cementerio para el entierro de unas 70 personas, en ceremonias desoladoras marcadas por los gritos y el llanto. Además de en Marrakech y las regiones colindantes, el temblor se sintió en Rabat, Casablanca, Agadir y Easuira, donde muchos habitantes salieron en pánico de sus casas en medio de la noche.
Este es el terremoto más mortífero que golpea este reino desde el sismo que destruyó Agadir, en la costa oeste, el 29 de febrero de 1960. Entonces, casi 15.000 personas murieron, un tercio de la población de la ciudad.
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