"Rio das Pedras", la pacífica favela de Brasil donde el crimen no paga

| La "leyenda negra" sostiene que en el lugar opera una "policía de exterminio", que impuso "la paz de los cementerios"

RIO DE JANEIRO | EFE

Muy cerca de la violenta "Ciudad de Dios", la favela "Rio das Pedras" es un misterioso remanso de paz en Rio de Janeiro: tiene sus propias normas y allí no entran los narcotraficantes que se disputan el control de otras barriadas.

Ubicada en la zona oeste de Rio de Janeiro, al lado de elegantes condominios erigidos frente a la playa de Barra de Tijuca, Rio das Pedras es la excepción entre las casi 700 favelas de la ciudad.

Tiene unos 60.000 habitantes, mucha pobreza y su propio orden social. Sus casas van desde construcciones de varios pisos en calles asfaltadas y con prósperos comercios, hasta simples barracas de madera y cartón en los pantanos podridos de la laguna de Tijuca.

Allí no operan los bandidos que mantienen en vilo a buena parte del resto de la ciudad y que fueran recreados en el crudo retrato "Ciudad de Deus", la película brasileña de moda en el mundo.

LEYENDA NEGRA. La "leyenda negra" que es "vox populi" desde hace algunos años sostiene que en el lugar opera una especie de "policía de exterminio", que ha logrado establecer "una paz de los cementerios", pero hasta ahora no hay nadie que pueda probarlo.

"La situación es mucho más compleja que el estereotipo de una policía de exterminio, con enmascarados y esas cosas", dijo el sociólogo Marcelo Burgos, coordinador de "La Utopía de la Comunidad: Rio das Pedras", libro realizado tras dos años de investigaciones por un equipo de la Universidad Católica de Rio de Janeiro.

"Existe un grupo de fuerza y con un poder similar al de la policía", reconoció.

Los habitantes del lugar hablan de esa fuerza con un interés deliberado, observó Burgos. De esa manera contribuyen a mantener la leyenda y justamente hacen menos necesario usar siempre esa fuerza.

Para Burgos, "hasta donde se puede percibir", esa fuerza está formada por efectivos de la propia policía de Rio de Janeiro con vinculaciones en la comunidad y con un sistema interno de información e inteligencia.

"Dentro de la precaria seguridad en las favelas, la situación de Rio das Piedras es exitosa", dijo.

Los vecinos cambian de tema o se encogen de hombros cuando se les pregunta por qué en ese barrio no hay bandidos.

"El que comete tonterías desaparece", es una de las máximas más recurrentes en la comunidad.

MALANDROS. "Aquí el malandro no se cría", dijo escuetamente José mientras levantaba una barraca en medio de un relleno de escombros y del barro de la laguna. "La comunidad misma los saca", agregó.

La futura casa de José es la última avanzada de la favela, que ha triplicado su población desde 1996 favorecida por la poderosa Asociación de habitantes y amigos de Rio das Pedras que, según la investigación de los sociólogos, ejerce "una autoridad local paralela, basada en un aparato coercitivo muy discreto".

En la amplia sede de la Asociación, voluntarios dictan clases de ballet y música, cursos para los adultos y brindan atención médica.

Las familias del Pantanal, como se le llama a "la favela de la favela" el peor sector de Rio das Pedras, tienen un ingreso promedio de 300 reales mensuales (menos de 100 dólares).

"En promedio tienen cuatro hijos por mujer", explicó Gisele Gomes, una patóloga que trabaja como voluntaria para la Asociación.

En esa parte de la barriada la mayor parte de las calles son un barrizal cuando hay lluvias y una polvareda en los días secos.

En ese caldo de miseria la tentación de los negocios ilegales podría ser una alternativa. Pero la recompensa es muy poca: es fama en el lugar que quien lo intenta "tiene sólo un día" para hacerlo.

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